martes, 26 de julio de 2011

Cuando un amigo se va, queda un espacio vacio?

Por Elias Daye

Cuando sucede un deceso de una persona conocida (que nunca nos suceda), se cuenta de él, en una reunión para homenajearlo (darush), sus buenas acciones.
Si no fue muy bueno, igual lo poco positivo se menciona.
Es sabido que no se habla de su cuenta bancaria, los viajes que hizo, los placeres físicos que obtuvo, etcétera; la pregunta es ¿Por qué no se habla bien de él cuando está vivo? ¿Acaso un muerto vale más, o será que su presencia nos molestaba o nos mal predisponía?
Si aprendiéramos a ver aunque sea lo poco positivo de un individuo y eso mismo lo tomaríamos como base para ayudarlo a mejorar sus defectos, sería óptimo, no solo para nuestro crecimiento espiritual sino que de alguna forma esto es un trampolín para estimularlo a que empiece a realizar buenas acciones y superarse.
El no hablar bien de alguien cuando está vivo es un indicador que uno mismo se siente frustrado o impotente y no se anima a hablar con él para ayudarlo, es por lo tanto, más fácil criticarlo que enfrentarlo y hacerlo reflexionar.
En la guemará Bava Metzia, habla sobre las personas que están pasando un momento económico grave que uno mismo tiene que ayudarlos si esta dentro de sus posibilidades y no esperar que quiebre para tenderle una mano. Acá es lo mismo, no podemos esperar que el individuo muera para hablar bien de él, tenemos que empezar desde ahora para ayudarlo a salir de la enfermedad que son sus defectos que no lo dejan crecer y ser un mejor individuo, ya que no solo se perjudica él sino todo su entorno, como dice el pasuk, todo judío es garantía del otro; tratar de ayudarlo es no solo un acto de benevolencia para él sino un engrandecimiento de nuestra propia alma, la que nos fue insuflada para realizar este tipo de acciones. Quiera el Todopoderoso ILUMINARNOS para vencer estos obstáculos y superarnos día a día

No hay comentarios.:

Publicar un comentario