Moshé les dice, con la presencia de dos testigos (Betzalel y
Oholiav) cuánta cantidad de cada material (oro, plata, lana…) habían donado y
para qué había sido utilizado así nadie sospecharía que había tomado algo para
sí.
Ahora lo único que faltaba terminar de coser eran las prendas
de los Cohanim, las cuales fueron hechas a la perfección por Betzalel, Oholiav
y sus ayudantes. Los hilos estaban hechos por hebras de distintos colores y
unas de oro.
Las tareas relacionadas con el Mishkán fueron terminadas el
25 de Kislev, pero Hashem ordenó que comiencen a armarlo tres meses después, en
Rosh Jodesh Nisan. Igualmente, Hashem hizo una festividad el 25 de Kislev, pero
recién muchos años después, en el segundo Beit HaMikdash: Januka (literalmente,
inauguración).
Cuando llegó el momento indicado para comenzar el armado,
cada vez que un hombre colocaba una viga, esta se caía. Sólo cuando Moshé lo
hizo se quedaron en su lugar. Realmente, las piezas se ponían solas, un gran
milagro de Hashem. Moshé sólo hizo esta parte de construcción del Mishkán, no
le fue permitido nada más.
La palabra Mishkán viene de lishkón, descansar, ya que era el
lugar de reposo de la presencia divina. Al principio de la perashá, es llamado
Mishkán HaEdut, del testimonio debido a que afirmaba que Hashem había perdonado
a los Bnei Israel por el pecado del becerro y posaba sobre ellos. Hashem nos
promete que si estudiamos sobre el Mishkán y el Beit HaMikdash recibiremos la recompensa
de cómo si lo estuviéramos haciendo nosotros mismos.
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