La Perashá empieza hablando de que a los 8 días del nacimiento
de un bebé, se le hace el Brit Milá ¿por qué se lo tienen que hacer de bebé y
justo a los 8 días? Hay varias respuestas:
·
Los chicos de más grandes podrían negar a hacérselo,
como pasó con Esav, que al tener la piel rojiza, no se lo hicieron e Itzjak y
Rivká esperaron hasta sus 13 años (como Ishmael, que se lo hizo a esa edad),
pero Esav se negó rotundamente saliendo del núcleo judío.
·
Los bebes no puede negarse y además sanan más rápido,
aún más en el octavo día, en el cual la sangre está en un punto ideal (lo dice
la ciencia moderna miles de años después de que Hashem se lo dijera a Abraham)
La Torá nos sigue hablando del Tzaraat (“lepra”). Esto es una
infección de color blanco en la cual el Cohén debía que decir si realmente era
Tzaraat o no. Hay cuatro tipos de blanco distintos y de grados de la enfermedad:
1.
Como la nieve (bien brillante)
2.
Como el yeso de las paredes
3.
Como la lana blanca
4.
Como la parte del interior de la cascara del huevo.
Si eran más oscuras, no era Tzaraat. La persona con una o más
manchas blancas en el cuerpo, le pedía al Cohén que lo revise. La mancha tenía
que tener, dos pelos blancos o en el centro piel sana. Si así era, padecía de Tzaraat,
pero si no, le daba una semana para analizar sus acciones y arrepentirse al ser
una enfermedad traída por cometer alguna falla. En el caso de que al cabo del
tiempo aparecieran las señales o si se hacía más grande, se declaraba que era
leproso, pero si seguía igual, hacía lo mismo que la semana anterior, lo que
significaba tener más tiempo para el autoanálisis. Si al pasar la semana se
encontraban las marcas, era Metzorá (leproso), pero si no cambiaba, era puro, y
no se lo volvía a revisar.
Una de las causas más comunes del Tzaraat era el Lashón Hará
(habladurías).
¿Cómo debía comportarse un Metzorá (leproso)?
Debía alejarse de las personas, (en el desierto, salir del
campamento y en la época del Beit HaMikdash, afuera de las ciudades
amuralladas). Tenía que estar completamente solo, hasta que se fueran los
rastros de la enfermedad. Es más, si alguien se le estaba acercando, debía
gritar: “¡Estoy Metzorá! ¡No se acerque!” avergonzándose por serlo ya que
significaba que había pecado. Cualquier persona que lo tocaba, se tornaba
impuro y si estaba en un lugar cerrado, el lugar también.
En algunos casos la ropa blanca de una persona tenía manchas
verdes o rojas. Esta el Cohen la guardaba bajo llave por una semana. Si se
agrandaban, era impura la prenda y se quemaba. Esto era para advertir primero
al Iehudí, para insinuarle a que haga Teshuvá.
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