Hay una gran Mitzvá en Eretz Israel, en época del Beit
HaMikdash, llamada Bikurim: cuando había un fruto maduro de cada uno de los de
siete de Israel (higos, uvas, trigo, cebada, dátil, aceituna y granada), había
que llevarlos al Beit HaMikdash, de ser posible en grupos, en una canasta bella
y al frente un buey cuyos cuernos estaban bañados en oro con un collar de
olivo (el cual sería utilizado para
hacer un Korbán). Para distinguir cuál creció primero, se le ataba una cuerda
roja a este y si maduraban varios frutos al mismo tiempo, alcanzaba con llevar
uno solo. Podían ser llevados entre Shabuot y Janucá, todos los años menos el
de Shemitá. Cuando ya estaban en el Beit HaMikdash, junto a un Cohén, se
agitaba la canasta en todas las direcciones y se leía Perashat Bikurim.
Los Jajamim dicen que el mundo fue creado en mérito de la
Mitzvá de Bikurim. Explican que es normal que el hombre entienda que hubo un
Creador, pero lo que es más difícil de interiorizar es que Éste Creador
controla cada paso y paso nuestro en la vida y que somos simplemente títeres de
su obra de teatro. No nos damos cuenta de que Hashem fue el que hizo que
crecieran nuestras plantaciones/empresas, es más, alegamos que fue fruto de
nuestro arduo trabajo. Al cumplir la Mitzvá de Bikurim estamos diciendo que
todo lo que producimos no lo hicimos por esfuerzo propio solamente, sino que
por la mano de Hashem.
Hashem le pide a Moshé que sobre doce piedras, grabe la Torá y
las erija en los llanos de Moav.
También ordena que el día que entrasen a Israel, se colocarán
en Har (Montaña) Gerizim y Har Eival, seis shevatim en cada una; y los Zekenim,
Cohanim, Leviim y el Arón, en el valle, quienes cuando miren a Har Guerim dirán
berajot (bendiciones) y a Eival maldiciones (once bendiciones y once
maldiciones) y los Iehudim responderán Amen. Algunos ejemplos:
v “Bendito el que
no hace imágenes en secreto” (maldito lo contrario)
v “Bendito el que
respeta a los padres”
v “Bendito el que
cumple la Torá”
Algunas las berajot eran que tengamos comida y vencer a los
enemigos; y maldiciones, que los cultivos no sean fructíferos, hayan
enfermedades, no haya lluvia y que habrá guerra y secuestros.
Dentro de los terribles capítulos que habla sobre las
maldiciones, podemos ver claramente que se cumplieron a lo largo de nuestra
historia.
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