domingo, 29 de noviembre de 2015

Januká

Januká
La historia
Alejandro Magno, el emperador griego, conquistó gran parte del mundo conocido, incluyendo Israel, la cual perdonó (al segundo Beit HaMikdash) por Shimón el Cohén Gadol, con quien soñaba antes de cada batalla ganadora. Tras su muerte, el imperio se dividió, surgiendo los Ptolomeos en Egipto y los Seléucidas en Siria. Al principio Israel estaba bajo el mando de los primeros y podían ser más o menos judíos abiertamente. Cuando los conquistaron los Seléucidas, su suerte cambió y Antiocus IV prohibió cinco cosas:
v Estudio de Torá: es la clave para luchar contra la asimilación, sin conocerla, no cumpliremos Mitzvot. Es lo que nos diferencia de las demás naciones.
v Shabat: Cuando cumplimos Shabat, un día en el cual no trabajamos, dejamos que Hashem se ocupe de nuestra Parnasá (sustento). Nada más opuesto al egocentrismo griego, donde D”s es un detalle en la vida del hombre.
v Brit Milá: Para los griegos, el ser humano nace completo y perfecto y el Brit Milá era un defecto, no una posibilidad de perfeccionarnos.
v Novias judías: eran sometidas de estar con un general griego la noche anterior a sus casamientos. Los opresores atacaron así la santidad y la pureza de la familia judía.
v Rosh Jodesh: el inicio del mes judío, depende del nacimiento de la Luna. El pueblo judío se compara a ella, ya que luego de desaparecer, vuelve a nacer.
La tasa de asimilación era cada vez más alta, por lo que una familia de Cohanim encabezada por Matitiahu, el Cohén Gadol, planea una rebelión para recuperar la libertad de expresión religiosa. Luego de tres años de lucha, milagrosamente recuperaron el Beit HaMikdash. El 25 de Kislev terminaron de purificarlo y querían prender la Menorá, pero solo había aceite para un día. Hubo un milagro, y este duró 8 días, tiempo que se tarda para ir y volver de los olivos de Asher. La guerra continuó y finalmente vencieron y comenzaron su propia dinastía de reyes.
El nombre del Jag
El nombre “Januká” tiene varias explicaciones:
Ø Proviene de la unión de “Janú”, descansaron, y 25 (en hebreo, ka (כה) suma eso), el 25 de Kislev.
Ø Januká significa inauguración, en este caso, del Beit HaMikdash luego de ser impurificado por los griegos.
Ø Tiene la misma raíz que Jinuj (educación), así que hay que hacer especial hincapié en la educación de los niños.
La Janukiá
ü Tiene ocho brazos por los días que duró el aceite (el primero también lo incluimos ya que fue un milagro por sí mismo haber encontrado un jarrito de aceite con el sello del Cohén Gadol)
ü Como veremos en las Halajot, puede ser de cualquier material, de preferencia prendida con aceite de oliva (con él fue el milagro) y mechas de algodón (absorben mejor el aceite y su luz es más clara). Como condición, todas las luminarias deben estar al mismo nivel y alineadas, menos el Shamash que para distinguirlo, está más arriba, abajo o separado.
ü Se acostumbra a prender la Janukiá con la salida de las estrellas o al anochecer (consultar horarios). Un día común debe quedar prendida media hora y cuando es viernes, media hora luego de la salida de las estrellas. En este caso, primero se prenden las de Januká y después las de Shabat.
ü Las velas se colocan de derecha a izquierda y se prenden de izquierda a derecha.
ü Ashkenazim acostumbran a que cada integrante varón de la casa tenga una Janukiá propia. Los sefaradim prende una el hombre de la casa.
ü Antes de encender, se dicen las Berajot y después, según la costumbre, HaNerot Halalu, Maoz Tzur y el Tehilim 30, Mizmor Shir Janukát HaBait.
Berajot:
1.    Baruj ata A-do-nai elo-he-inu melej haolam asher kideshanu bemitzvotanu leadlik ner shel Januká
2.    Baruj ata A-do-nai elo-he-inu melej haolam sheasa nisim laavoteinu baiamim hahem bizemán haze.
3.     Baruj ata A-do-nai e-lo-he-inu melej haolam shehejeianu vekimanu vehiguianu lazemán haze.
El primer día se dicen las brajot 1,2 y 3. Los demás, sólo las 1 y 2.
Halajot
1.    Todos los tipos de aceites y mechas se pueden usar para prender la Janukiá (Menorá de 8 brazos más la vela piloto); pero el aceite de oliva y las mechas de algodón son lo mejor para usar. Se pueden usar velas, pero mejor aceite ya que el milagro fue a través de él.
2.    Está prohibido usar de cualquier forma las luminarias de Janucá. Por ello, se prende el Shamash, para que no se considere que las usamos.
3.    Sefaradim prenden primero las velas y luego el shamash y ashkenazim con el shamash prenden las velas.
4.    Si la Janukiá es de barro/arcilla, sólo se puede usar una vez ya que parece sucia.
5.    En los ocho días de Janucá se agrega “Al Hanisim” (Amidá y Bircat HaMazón); pero no en “Mein Shalosh”.
6.    Los ocho días de Januká se recita “Halel” completo.
Costumbres
Comidas con aceite: en recuerdo al milagro de aceite.
Januká Guelt: Se acostumbra a que los padres les den a sus hijos regalos (en especial dinero) los 8 días del Jag.
Sebibón: Es una perinola de cuatro lados cada lado tiene una significado.
נ(Nun): Nes (milagro)
ג(Guimel): Gadol (grande)
ה(Hei): Aiá (ocurrió)
ש(Shin): Sham (ahí). En Israel se cambia por פ (Pei), Po (aquí)
Juego:
Cada letra tiene una consigna:
Nun: Nada
Guimel: El jugador toma todo lo que se ha puesto en el medio.
Hei: El jugador toma la mitad de lo que se ha puesto en el medio.
Shin/Pei: El jugador coloca una moneda en el medio.
Luego de que el Sebibon haya caído en Guimel cada jugador debe colocar una moneda en el medio. Cuando la cantidad de monedas es impar y cae en Hei el jugador toma el aproximado mayor a la mitad (ejemplo: Si hay 3, agarrar 2).
Procedimiento:
ü Cada jugador tiene 14 fichas (pueden ser monedas, caramelos, chocolates, lentejas...) y hay 4 en el medio (pozo).
ü  Empieza a jugar uno y después sigue según las agujas del reloj (para la derecha).
ü  El juego termina cuando un jugador lo haya ganado todo.
Historia:
En la época de Januká, los griegos no los dejaban estudiar Tora. Algunos Iehudim no querían cumplir esto, así que cuando no los veían, estudiaba, en cambio, cuando veían griegos, disimulaban con el sebibón.
Lecciones
Durante la época de Alejandro Magno, la época helenística de Grecia, el imperio estaba en su máximo potencial, siendo amos del Mar Mediterráneo y más; pero cuando muere y distintos emperadores intentan eliminar nuestro judaísmo, extrañamente ¡comienzan a decaer! ¿Cómo puede ser esto? ¿Qué explicación lógica tiene? Ninguna. Todo fue para demostrar que a nosotros, los Iehudim, nadie nos destruirá. Hashem cuando estamos en aprietos, destruye a nuestros enemigos de cualquier manera. Él creó la naturaleza, así que también la puede cambiar, haciendo que unos pocos judíos, los Jashmonaim, pudieran vencer al vasto ejército.
También podemos comparar esta festividad con Purim. ¿Cuál de las dos es más alegre? Seguramente todos responderemos que Purim, pero ¿por qué? En la época de Purim, el pueblo de Israel estaba en un nivel muy bajo de espiritualidad, pero finalmente todos, no sólo unos pocos como en Januká que fueron, entre otros los Macabim. ELLOS se esforzaron por cambiar. En cambio, en Januká, Hashem hizo todos los milagros, venció a nuestros muchos enemigos, hizo que el aceite durara ocho días…
Podemos acordarnos de estos últimos conceptos, viendo el sebibón y la matraca (utilizada en Purim). El sebibón lo tomamos por arriba (Hashem, por arriba nos manda todo de arriba, Sus milagros) pero la matraca la hacemos sonar de abajo (nosotros hacemos el esfuerzo, pero obviamente Hashem nos ayuda, creando el sonido).
En fin, Hashem siempre nos va a dar todo lo que necesitamos, pero para hacerlo más feliz, tenemos que poner nuestra parte.
Aparentemente, la victoria militar de los judíos sobre el imperio griego, fue un milagro mucho más grande que el aceite que duró durante ocho días. Pero la luz de Januká simboliza la real victoria: la supervivencia de la luz espiritual (la Torá) del Iahadut a pesar de la interesante e innovadora cultura griega.
Otro punto que podemos resaltar es ¿por qué merecimos los milagros de Januká? “Abrí un agujero del tamaño de la punta de una aguja, y Yo (Hashem) te abriré puertas de salones de palacios”.  Los Jashmonaim tuvieron emuná (fe) en que Hashem los ayudaría en sacar a los griegos y sus malvados decretos; pero no solo con palabras, sino también con la acción.

La dinastía Jashmonaí terminó con la disputa entre dos hermanos (Aristóbulo e Hircano). De aquí podemos aprender que si entre nosotros hay problemas, cualquiera nos puede destruir

Perashat Vaieshev

De los 12 hijos de Iaakov, Iosef, hijo de Rajel, era el más Tzadik; pero cometió errores: cada vez que veía a sus hermanos hacer algo no bueno, se lo decía a su padre para que se arrepientan en vez de él mismo ayudarlos; y quizás las “transgresiones” que cometían, tenían buenas intensiones, pero él no las buscó.
Los demás hijos, estaban muy celosos de él ya que su padre abiertamente lo consideraba su preferido, por ejemplo, regalándole sólo a él una hermosa túnica y ellos pensaban que se debía al Lashón hará de Iosef sobre ellos. Realmente este amor tan profundo se debía a que era el primogénito de Rajel, su amada y porque a pesar de su temprana edad, estudiaba mucha Torá junto a él.
Su odio aumentó cuando les contó Iosef dos de sus sueños:
1.    Todos estaban atando cereal, el de Iosef quedaba erguido mientras de los de los demás se le “inclinan”.
2.    Se inclinan delante de él el sol (Yaakov), la luna (Rajel) y once estrellas (hermanos).
Al escuchar el segundo sueño, Yaakov retó a Iosef. Nuestros jajamim explican esto así: Yaakov sabía que los sueños de Iosef eran verdad porque los más grandes tzadikim tienen sueños claros y que se pueden volver realidad. Cuanto mayor es el nivel espiritual, más exacto es lo que ven. Cuando le contó que el sol (él) y la luna (Rajel) se iban a inclinar delante de él, notó que el nivel de su hijo quizá había bajado porque era imposible que se volviera verdad al estar Rajel muerta.
Yaakov le pidió a Iosef que fuera a observar a sus hermanos, quienes estaban pastando en la tierra que habían destruido Shimón y Leví (Shjem), cuyos habitantes podían tomar venganza. Al verlo llegar, decidieron que lo matarían, pero luego por el consejo de Reubén (quien pensaba luego rescatarlo), lo tiraron a un pozo con alacranes. Finalmente, vieron a unos mercaderes ishmaelim y lo venden como esclavo. Los ishmaelim en general venden cosas que huelen mal, pero en este caso eran mercaderes de perfumes. Esto nos demuestra que Hashem había decretado que sería vendido, pero solo eso. Él no agregó siquiera el sufrimiento de oler algo feo por lo justos que son Sus cálculos.
En el mercado de esclavos, Potifar, ministro del faraón, lo compró. Ejercía maravillosamente su labor gracias a Hashem así que lo llegó a considerar su gran ayudante.
Como era tan bello, Zulaija, la esposa de Potifar, se enamoró de él. Lo quería conquistar, pero él la rechazaba. El día de celebración por la crecida anual del Nilo, ella permaneció con Iosef en su hogar diciendo que no se sentía bien, sacó su espada, le sacó la remera para hacerlo pecar y él se escapó. Algunos explican que Iosef se había rendido y aceptado pecar con ella pero Hashem hizo que se le presentara una imagen de su padre, la cual lo hizo entrar en razón.
Potifar mandó a Iosef a la cárcel, por más que realmente sabía que era un Tzadik. Lo hizo solamente porque Zulaija ya había difamado el rumor del “malvado Iosef” y no podía decirle a todos que su esposa era una mentirosa.
En prisión, el supervisor confió tanto en él que lo designó para que cuidara a los encarcelados y así fue por 10 años. Un día llegaron dos personas nuevas, las cuales ambas habían soñado cosas que les traían pesar y Iosef les interpretó sus sueños:
·       El mayordomo del Faraón (había servido una copa de vino con una mosca al rey): Exprimía tres ramas de vid sobre una copa y luego la entregaba. Iosef le dice que en tres días volvería a su puesto.

·       Panadero/repostero real (entregado un pan con una piedrita): Cargaba tres canastos con hogazas de pan, y aves las picotean. Iosef dice que morirá en tres días y será comido por pájaros.

lunes, 23 de noviembre de 2015

Perashat Vaishlaj

Yaakov no se había encontrado con su hermano Esav hacía ya 20 años y no sabía si lo había perdonado. Por lo tanto, mandó mensajeros a los cuales instruyó palabra por palabra lo que deberían comunicar. Volvieron diciendo que Esav se aproximaba con un gran ejército de 400 generales, cada uno con 400 soldados.
Hashem le había prometido que lo protegería, pero temía que su familia haya pecado o que los méritos de Esav por los 20 años que pudo cumplir con la Mitzvá de honrar a los padres (y él no por estar fuera de su hogar) lo hicieran ganar. Por ello, se preparó para la batalla de tres maneras, las cuales nos enseñan a cómo comportarnos ante situaciones que se nos presentan en la vida:
1.    Arreglo pacífico: le mandó muchos regalos; según un Midrash, todo lo que había ganado por trabajar 6 años (los otros 14 eran para casarse con Rajel) en lo de Labán, porque sabía que todo lo que venía de un Rashá como Labán no era bueno y no quería que fuera suyo. Cuando estamos nosotros ante un problema, lo primero que hay que hacer es intentar resolverlo a través de la conversación.
2.    Tefilá: Yaakov dijo “Katonti mikol hajasadim”, “no soy meritorio de todas las bondades que me hace Hashem”. Así, aceptaba que su victoria estaba 100% a manos de Hashem.
3.    Guerra: Yaakov se alistó para la batalla dividiendo a su familia en dos grupos, así, si uno era atrapado, el otro se podría escapar. Si no se puede evitar un problema, hay que estar preparado, por ejemplo, estudiando, juntando méritos, haciendo el esfuerzo físico, etc.
Yaakov se había olvidado unas vasijas del otro lado del río, así que lo cruzó (esto nos demuestra el valor que le tenemos que dar a cada cosa, sin importar su valor, ya que estaríamos despreciando lo que Hashem nos da) y allí se encontró con el ángel de Esav. Lucharon toda la noche, le dislocó la cadera y la pelea finalizó cuando se hizo de día y el Malaj (ángel) debía alabar a Hashem por primera vez en su existencia. Yaakov le pidió que lo bendijera, pero no quería. Antes de volver al cielo, le cambió el nombre por Israel, que significa “quien luchó con ángeles y humanos y ganó”.
Los Malajim no tienen el derecho de alabar a Hashem cuando quieren. Algunos, una vez al día. Otros, una vez cada semana, mes, año o… una vez en toda su existencia. Ellos saben el inmenso honor que es poder alabarLo, así que no pierden bajo ningún costo la oportunidad. En cambio, nosotros podemos todo el día hacer Tefilá, pero desgraciadamente no aprovechamos la oportunidad. Es común que se nos pase el horario de Shajarit o que nos olvidemos de leer los perakim de Tehilim diarios.
Yaakov salió a recibir a Esav y se le inclinó 7 veces. En respuesta, su hermano lo abrazó y besó, con intención de morderlo, pero no pudo hacerlo debido a que su cuello se tornó mármol.
De allí, se fueron a vivir a Sukot, lugar llamado así porque Yaakov había construido ahí para él y su familia casas y para sus bienes, sukot (cabañas). Esto nos da un importante mensaje para nuestra vida: las cosas esenciales (la familia, la Torá, etc.), hay que protegerlas muy bien, siendo lo primordial. En cambio, las cosas materiales, hay que protegerlas lo suficiente para que no se considere que seamos descuidados, pero no invertir todas nuestras fuerzas en ello, descuidando lo principal.
Luego, fueron a Shejem, en Eretz Knaan. A Diná, la hija de Lea, le llamó la atención un espectáculo se la calle y salió sin avisar a verlo. El hijo del rey, Shejem, la raptó para tomarla como esposa. Luego, el padre de Shejem, Jamor, fue a hablar con Yaakov para pedirle permiso para la unión, pero los hijos de Yaakov le dijeron que no tenían Brit Milá y no se podía casar con ellos. Por ello, todos los del lugar, se hicieron el Brit. Leví y Shimón al tercer día de la circuncisión, el punto de mayor debilidad tras el Brit Milá, los mataron a todos. Esto estuvo mal ya que se los consideraba Iehudim. En total fueron 24.000 los asesinados.
En el camino de vuelta, nació Biniamín de Rajel, pero la madre murió en Bet Lejem y fue enterrada allí para que en un futuro, cuando fueran exiliados, puedan ir a su tumba y rezar en su mérito. Cuando estaba por fallecer, Rajel lo había llamado Ben Oní, hijo de mi sufrimiento, pero Yaakov le cambia el nombre a Biniamín.

Itzjak pudo llegar a ver a sus nietos por unos 21 años y falleció a los 180.

Perashat Vaishlaj

Yaakov no se había encontrado con su hermano Esav hacía ya 20 años y no sabía si lo había perdonado. Por lo tanto, mandó mensajeros a los cuales instruyó palabra por palabra lo que deberían comunicar. Volvieron diciendo que Esav se aproximaba con un gran ejército de 400 generales, cada uno con 400 soldados.
Hashem le había prometido que lo protegería, pero temía que su familia haya pecado o que los méritos de Esav por los 20 años que pudo cumplir con la Mitzvá de honrar a los padres (y él no por estar fuera de su hogar) lo hicieran ganar. Por ello, se preparó para la batalla de tres maneras, las cuales nos enseñan a cómo comportarnos ante situaciones que se nos presentan en la vida:
1.    Arreglo pacífico: le mandó muchos regalos; según un Midrash, todo lo que había ganado por trabajar 6 años (los otros 14 eran para casarse con Rajel) en lo de Labán, porque sabía que todo lo que venía de un Rashá como Labán no era bueno y no quería que fuera suyo. Cuando estamos nosotros ante un problema, lo primero que hay que hacer es intentar resolverlo a través de la conversación.
2.    Tefilá: Yaakov dijo “Katonti mikol hajasadim”, “no soy meritorio de todas las bondades que me hace Hashem”. Así, aceptaba que su victoria estaba 100% a manos de Hashem.
3.    Guerra: Yaakov se alistó para la batalla dividiendo a su familia en dos grupos, así, si uno era atrapado, el otro se podría escapar. Si no se puede evitar un problema, hay que estar preparado, por ejemplo, estudiando, juntando méritos, haciendo el esfuerzo físico, etc.
Yaakov se había olvidado unas vasijas del otro lado del río, así que lo cruzó (esto nos demuestra el valor que le tenemos que dar a cada cosa, sin importar su valor, ya que estaríamos despreciando lo que Hashem nos da) y allí se encontró con el ángel de Esav. Lucharon toda la noche, le dislocó la cadera y la pelea finalizó cuando se hizo de día y el Malaj (ángel) debía alabar a Hashem por primera vez en su existencia. Yaakov le pidió que lo bendijera, pero no quería. Antes de volver al cielo, le cambió el nombre por Israel, que significa “quien luchó con ángeles y humanos y ganó”.
Los Malajim no tienen el derecho de alabar a Hashem cuando quieren. Algunos, una vez al día. Otros, una vez cada semana, mes, año o… una vez en toda su existencia. Ellos saben el inmenso honor que es poder alabarLo, así que no pierden bajo ningún costo la oportunidad. En cambio, nosotros podemos todo el día hacer Tefilá, pero desgraciadamente no aprovechamos la oportunidad. Es común que se nos pase el horario de Shajarit o que nos olvidemos de leer los perakim de Tehilim diarios.
Yaakov salió a recibir a Esav y se le inclinó 7 veces. En respuesta, su hermano lo abrazó y besó, con intención de morderlo, pero no pudo hacerlo debido a que su cuello se tornó mármol.
De allí, se fueron a vivir a Sukot, lugar llamado así porque Yaakov había construido ahí para él y su familia casas y para sus bienes, sukot (cabañas). Esto nos da un importante mensaje para nuestra vida: las cosas esenciales (la familia, la Torá, etc.), hay que protegerlas muy bien, siendo lo primordial. En cambio, las cosas materiales, hay que protegerlas lo suficiente para que no se considere que seamos descuidados, pero no invertir todas nuestras fuerzas en ello, descuidando lo principal.
Luego, fueron a Shejem, en Eretz Knaan. A Diná, la hija de Lea, le llamó la atención un espectáculo se la calle y salió sin avisar a verlo. El hijo del rey, Shejem, la raptó para tomarla como esposa. Luego, el padre de Shejem, Jamor, fue a hablar con Yaakov para pedirle permiso para la unión, pero los hijos de Yaakov le dijeron que no tenían Brit Milá y no se podía casar con ellos. Por ello, todos los del lugar, se hicieron el Brit. Leví y Shimón al tercer día de la circuncisión, el punto de mayor debilidad tras el Brit Milá, los mataron a todos. Esto estuvo mal ya que se los consideraba Iehudim. En total fueron 24.000 los asesinados.
En el camino de vuelta, nació Biniamín de Rajel, pero la madre murió en Bet Lejem y fue enterrada allí para que en un futuro, cuando fueran exiliados, puedan ir a su tumba y rezar en su mérito. Cuando estaba por fallecer, Rajel lo había llamado Ben Oní, hijo de mi sufrimiento, pero Yaakov le cambia el nombre a Biniamín.

Itzjak pudo llegar a ver a sus nietos por unos 21 años y falleció a los 180.

martes, 17 de noviembre de 2015

Perashat Vaietzé

Yaakov se estaba escapando a Jarán. En el camino, estudió día y noche por 14 años en la Ieshiva de Shem y Ever. Después, pasó por Har HaMoriá (donde había sido Akedat Itzjak y luego se construyó el Bet HaMikdash), pero se dio cuenta de que no había parado a hacer Tefilá y volvió. En recompensa, Hashem le acortó el camino.  Rezó y se quedó dormido sobre 12 piedras. Soñó que ángeles subían y bajaban escaleras del cielo. Hashem lo bendijo con que la tierra de Israel, donde se encontraba, le sería dada, su descendencia sería cuantiosa como el polvo, se expandiría con fuerza por los cuatro puntos cardinales y todos los pueblos benditos por nosotros.
Sforno explica esta berajá: nosotros somos pisoteados como el polvo, pero en un futuro nos haremos fuertes (Ufaratzta) y somos los Cohanim de Hashem, los que alaban a Hashem y por nuestro mérito el mundo se mantiene.
Cuando se levantó, todas las piedras se habían unido en una sola ya que peleaban por sobre quién apoyaría la cabeza Yaakov. Se dice que puso las piedras para protegerse de los animales que lo podrían llegar a atacar. Pero, ¿cuánto lo podrían proteger unas simples piedras? ¿Acaso no lo podrían atacar en otra parte del cuerpo, no sólo su cabeza? Explican que lo hizo para poner su esfuerzo en el milagro que Hashem haría para salvarlo. Esto se compara a una persona con su salud: uno sabe que todo depende de Hashem, pero igualmente hacemos nuestra parte y vamos al médico. Al “reducir” el milagro, aumentamos nuestro libre albedrío.
Cuando llegó a Jarán se encontró con Rajel, la hija de Laván, el hermano de Rivká. Después de un tiempo, le propuso matrimonio. Ella sabía que su padre era un mentiroso y que le daría a su hermana Lea, así le dio a Yaakov unas señales para que sepa si era ella. Estas eran las tres Mitzvot especiales de la mujer: Hadlakat Neirot (velas), Jalá y Nidá (pureza familiar).
Yaakov arregló con Laván que trabajaría para él  7 años por Rajel.  El día de la boda llegó y Laván le dio a Lea en vez de a Rajel. Rajel le había dado las señales a su hermana para que no pasara vergüenza. Explican que Lea siquiera sabía que Yaakov se quería casar con su hermana porque Rajel había hecho todo su esfuerzo para que recibiera las señales de forma indirecta y los regalos que le daba a ella su novio, se los mandaba sin abrir a Lea. Yaakov habló con Laván y le dijo que trabajara 7 años más por Rajel (pero que se casara a la semana siguiente) y que le había dado a Lea primero ya que era la mayor.
Con Lea tuvo 6 hijos y una hija (Reubén, Shimón, Leví, Iehudá, Isajar, Zevulún y Diná)  y con Rajel 2 (Iosef y Biniamín). También se caso con las sirvientas de ambas (Bilhá y Zilpá) y tuvo 2 hijos con cada una (Dan y Naftalí y Asher y Gad).

Tras trabajar 20 años sufriendo engaño con el sueldo, frío, calor y cansancio, se escaparon y Rajel se llevó los ídolos de su padre para que no los usara. Laván se dio cuenta y los siguió. Tuvo un sueño que le decía que no les hiciera nada y así lo hizo. Les preguntó si las tenían y le respondieron que no. Igualmente, él las busco. A Yaakov le molesto que haya desconfiado de él  aunque le había servido muy fielmente por 20 años (7 por Lea, 7 por Rajel y 6 más para poder quedarse en su casa), así que dijo que el que lo haya hecho, no esté en este mundo (que muera) y así le pasó a Rajel, falleció al nacer Biniamín. Por eso nos tenemos que cuidar con nuestra habla.

viernes, 13 de noviembre de 2015

Perashat Toledot

Rivká era estéril, así que ella e Itzjak hicieron mucha tefilá. Recién luego de 20 años quedó embarazada. El Pasuk dice que Hashem escuchó a Itzjak y Rashi explica que a él y no a Rivká ya que no se compara la tefilá de un Tzadik hijo de Tzadik (Itzjak hijo de Abraham) con la de un Tzadik hijo de Rashá (Rivká bat Betuel el malvado). Preguntan los jajamim, ¿acaso no es mayor el nivel de un Baal Teshuvá que el de uno que siempre cumplió Torá? Responden que normalmente es así, pero si el hijo de Tzadikim se perfeccionó y no se conformó con el nivel elevado que ya tenía innato, él es más elevado.
Ella sentía grandes dolores, tan terribles que hasta dudó por qué tenía que pasar por tales sufrimientos. En verdad, merecía que las 12 tribus salieran de ella, pero como se quejó, no las tuvo. ¡Cuántas cosas perdemos por la queja, la cual no nos da nada!
Le llamaba la atención que le pateaban la panza tanto cuando pasaba por un lugar de Avodá Zará como cuando por un lugar Kadosh. Le preocupaba que su hijo tuviera dos personalidades ya que no hay nada peor que no saber quién sos. Un día podés ser el gran Tzadik y otro el peor Rashá. Por ello, fue a visitar al profeta de Hashem, Shem el hijo de Noaj. Le dijo que tendría mellizos, que se peleaban dentro de ella, ya que el mayor (Esav) luego serviría al menor (Yaakov), y no quería. Además, allí los bebés hicieron el trato que Yaakov se quedaría con lo espiritual y Esav, con lo material. Cuando nacieron, Esav era peludo y rojo (Esav viene de Asui, hecho, nació armado como un grande) y Yaakov salió agarrado de su talón (ekev), por ello su nombre. El talón es la parte del cuerpo que asegura su equilibrio, que no se caiga. Así, seguir el camino de la Torá es nuestro estabilizante. Específicamente, las mujeres son la base porque son apodadas “Bet Yaakov”.
Cuando crecieron, Itzjak los mandó a estudiar a la Ieshivá. Mientras Yaakov disfrutaba, Esav contradecía todo lo que le decían, se escapaba a cazar, simulaba cumplir Mitzvot pero, realmente, no hacía nada. Lo que podemos aprender de él es cómo honraba a su padre: siempre le daba los mejores cortes de carne, en persona, vestido con sus mejores ropas y no hacía averot frente a él.
Un día, cuando tenían 15 años, Esav había vuelto de cazar con mucho hambre. Mientras, Yaakov cocinaba lentejas, ya que estaban de duelo por la muerte de Abraham. Esav, al ver la comida, le exigió a su hermano que se la diera. Yaakov le pidió a cambio su primogenitura y Esav aceptó. De aquí el otro nombre de Esav (Edom): le exigió a su hermano “dame de esa sopa roja (Adom)”. No aclaró que era de lentejas que simbolizan el duelo para no avergonzarse de que trataba de forma tan despectiva el luto por su abuelo.
Como había hambruna, Itzjak quería ir a Egipto como su padre, pero Hashem no lo dejó porque estaba en un nivel muy elevado para ir a un lugar tan impuro. Por ello, fueron a la tierra de los Pelishtim (Guerar). Itzjak fingió, como había hecho su padre, que Rivká era su hermana para que no lo mataran si se quisieran casar con ella. Avimelej (no es el mismo que en la época de Abraham y Sará. Todos los reyes pelishtim se llamaban así), el rey, los descubrió, pero no les hizo nada, porque ya conocía la historia de Sará con el rey anterior; es más, los protegió. Itzjak se enriqueció mucho, los sirvientes del rey lo celaron y para que no hubiera problemas, Avimelej les pidió que se fueran.
Mientras se estaban yendo, Itzjak pidió a sus sirvientes que cavaran un pozo de agua. Los Pelishtim decían que era suyo, pero cuando se lo apropiaron, se secó.  Cuando le fue devuelto a Itzjak, volvió a salir agua. Este pozo fue llamado Eisek (lucha), ya que lucharon por él.
Itzjak pidió que le cavaran otro pozo más, del cual salía agua y se repitió lo mismo que con el anterior. A este lo llamaron Sitna (disturbio) ya que lo molestaron.
Cavaron otro más, pero no se repitió la situación. A este lo llamo Rejovot (alivio, amplitud), ya que por fin lo dejaron de molestar.
Estos tres pozos representaban los tres Baté Mikdash: los primeros dos fueron destruidos, pero el tercero, cuando llegue el Mashiaj (en nuestros días, Amén), nunca será destruido.
Había llegado el momento en el cual Itzjak quería bendecir a Esav (de unos 63 años), el primogénito. Por ello, le pidió que fuera a cazar algo para comer. Al escuchar esto, Rivká, le dijo a Yaakov que se hiciera pasar por su hermano vistiendo pieles para parecer peludo. Igualmente, Itzjak no lo vería, ya que era ciego. Ella le cocinó la comida para su esposo.
Al entrar a la habitación de su padre, Yaakov lo saludó cortésmente y habló como un ben Torá, no como lo hubiera hecho su hermano: no iba a bajar su nivel espiritual incluso en esta situación. Itzjak igual, al tocarlo, creyó que era Esav. ¿Cómo no se dio cuenta? Esav sabía que Yaakov se haría pasar por él, y seguramente, también hablaría como él. Por consiguiente, le dijo a su padre que se comportaría como Yaakov.
Itzjak lo bendijo, diciéndole que sus campos den muchos frutos, que todas las naciones lo sirvan y que el que lo maldiga, que sea maldecido y los que lo bendigan, sean bendecidos.
Al entrar Esav a lo de su padre, se da cuenta de que alguien ya había recibido la bendición. Estaba seguro de que había sido su hermano y estaba muy enojado con él. Igualmente, Itzjak lo bendijo, diciéndole que vencerá a todos, menos a su hermano mientras se comporte como dice la Torá. Esav estaba muy enojado e interpretó el nombre de Yaakov como “se interpuso (yaakveni) en mi camino”.
Rivká le aconsejó a Yaakov que se escapara a Jarán, a lo de su hermano Laván, hasta que se calmara el odio y enojo de Esav y que se buscara una esposa de su familia.

lunes, 2 de noviembre de 2015

Perashat Jaié Sará

Esta Perashá se llama Jaié Sará (la vida de Sará). Si habla de su muerte, ¿por qué se llama así? Esto es porque cuando una persona muere, a veces sus enseñanzas también lo hacen. Así no fue con Sará: todas tomamos su ejemplo hasta el día de hoy.
Cuando ella falleció a los 127 años, no dice en el Jumash “127”, sino que dice 100 años, 20 años y 7 años debido a que cuando tenía 100, parecía de 20 en cuanto a su belleza física y de 7 por su pureza espiritual (una niña pequeña no tiene averot).
Mientras ella vivió había 3 milagros: las nubes de Shejiná (presencia divina) de Hashem estaban sobre su carpa; la Jalá siempre era abundante y bendecida y las velas de Shabat que prendían duraban hasta el siguiente Shabat. Cuando falleció, todo esto se fue hasta que Itzjak se casó con Rivká.
Para enterrarla, Abraham eligió Meharat HaPajpelá. Hashem lo guio hasta allí a través de un cabrito que se había escapado del grupo cuando fue a buscar animales para darle de comer a los tres ángeles, Abraham lo había perseguido y sentido el aroma del Gan Eden. Abraham la quería comprar para que después no se arrepintieran del obsequio a toda costa, pero Efrón, el dueño de la tierra, se la quería regalar. Insistió Abraham y finalmente pago 400 monedas de plata, mucho dinero. Efrón hablo mucho e hizo poco; lo contrario a lo que nos recomienda la Torá y a lo que hizo Abraham con los tres ángeles en la Perashá pasada, Vaierá: les dijo que sólo les daría un poco de pan, un lugar para dormir y agua para lavarse, pero les terminó preparando un banquete digno de reyes.
El nombre de Mearat (cueva de) HaMajpelá viene de la palabra Kaful (doble). Hay varias explicaciones:
·       La cueva tenía 2 pisos, pero sólo el de abajo se usaba para enterrar
·       Allí están enterradas 4 parejas: Adam y Java, Abraham y Sara, Itzjak y Rivká y Iaakov y Lea.
·       Adam HaRishon era tan alto, que para ser enterrado Hashem lo debió doblar
Abraham quería casar a su hijo Itzjak; por ello mandó a Eliezer, su fiel sirviente, a buscar una muchacha de su familia, no de donde estaba ya que no tenían buenas cualidades. Otra explicación: uno a veces no hace teshuvá por “el qué dirán” de los cercanos. Abraham pensaba que por más que no fuera una Tzadeket 100% en ese momento, al estar lejos de sus parientes y amigos, rápidamente volvería al camino correcto. Hashem hizo el milagro de que se le acortara el camino hasta Jarán (donde vivía la familia de Abraham). Mereció esto ya que en vez de darle a Itzjak su propia hija, buscó la mejor chica. En realidad, Eliezer tenía un gran Ietzer HaRá de darle a su propia hija, pero lo venció haciendoLe tefilá a Hashem.
Eliezer pensó que Itzjak merecía una chica hospitalaria, bondadosa y caritativa. Por ello  rezó a Hashem de que si una mujer le preguntaba si quería que le de agua al él y a los camellos, sería la elegida.
Hashem cumplió su pedido, siendo la futura esposa Rivká, hija de Betuel, sobrino de Abraham. Eliezer le regaló aros y pulseras hermosas, de oro con diamantes (como adelanto de las grandes riquezas que llevaba consigo y las que luego le serían dadas). Rivká lo llevó a su casa, para presentarlo a su familia y que les hablara de Abraham.
Rivká tenía un hermano muy malvado, Laván, quien invitó a Eliezer a la casa sólo porque quería que le diera riquezas como a Rivká, pensando que si por agua Eliezer le dio a Rivká joyas, a él por una comida, le daría muchas riquezas. Betuel pensaba peor: lo quería envenenar. Puso el veneno en el plato de Eliezer pero un Ángel lo cambio por el suyo y Betuel murió.
Al día siguiente, Eliezer volvió con Rivká, quien por recato al ver a su prometido se cubrió la cara con un velo. Al entrar a la carpa con Itzjak, los tres milagros de Sara volvieron.

Finalmente, Abraham falleció muy anciano, ya habiéndosele cumplido todos sus deseos, como ser padre, ver a su hijo Itzjak casarse y que Ishmael haya en Teshuvá. Además, nunca vio a su nieto Esav como un Rashá. Fue enterrado junto a Sará en Mearat HaMajpelá.

domingo, 25 de octubre de 2015

Perashat Vaierá

Por más que Abraham Avinu se había hecho el Brit Milá hacía tan solo tres días, quería recibir invitados, por lo que primero envió a su sirviente Eliezer a ver si pasaba gente y no había nadie y luego fue corriendo él mismo a buscar personas. Hashem, para que no saliera nadie y que Abraham se recuperara, hizo que hiciera muchísimo calor.
Igualmente, al ver las ganas de Abraham de cumplir esta gran Mitzvá, primero fue Él a visitarlo y luego envió a tres Malajim (ángeles). En el Pasuk no dice que Abraham vio tres ángeles, sino tres hombres para demostrarnos que él no los recibía a pesar de su dolor por ser Malajim, sino por ser simples personas. También, porque en su casa era tan normal ver ángeles como seres humanos.
Los Malajim sólo tienen una función, por lo que Hashem mandó a:
·      Rafael: para curar a Abraham de los dolores del Brit Milá y salvar a Lot y su familia de la destrucción (salvar y curar es una única función).
·      Mijael: para dar la noticia del embarazo de Sará y del nacimiento de Itzjak un año después.
·      Gabriel: destruir Sedom y las ciudades que la rodeaban.
Abraham les dijo que les daría pan, agua para beber y lavarse los pies y sombra para dormir, mas les preparó un banquete digno de reyes con leche, manteca, Matzot (era Pesaj) y carne de tres terneritos.
La tierra de Sedom y sus ciudades vecinas, Amorá, Adma, Tzvoim y Tzoar (esta última no fue destruida con las primeras para que Lot pudiera ir a allí), merecieron un duro castigo ya que como sus habitantes eran tan ricos por tener las tierras más fértiles del mundo y que cada vez que extraían un fruto del piso, tomaban oro, creían que no necesitaban comportarse como Hashem requería para vivir bien. Sus leyes eran:
·       Cualquier visitante podía ser atacado y despojado de sus pertenencias.
·               Cuando alguien dejaba el país, debía hacerlo sin dinero.
·               El que ayudaba a alguien, debía ser asesinado.
·       Si se invitaba a extraños a un casamiento, al anfitrión se le sacaban sus ropas.
Abraham rezó por estas ciudades y por su sobrino Lot, quien sin la tefilá de su tío no hubiera sido salvado, diciendo a Hashem: “si hubieran 50 justos allí, ¿las destruirías…? ¿Y si hubieran 45… 40…30…20…10?” Pero siquiera había un minián (10 personas) justas, así que dejó de pedir.
Lot deseaba invitar gente, como le había enseñado su tío Abraham, por lo que merodeaba por las calles en las noches. Cuando los malajim Gabriel y Rafael se disponían a destruir la ciudad, los invitó a su casa. Otra explicación es que estaba durante esa noche en el portón de la ciudad ya que los jueces como él permanecían allí y en el Pasuk figura que los vio como Malajim (y no personas como Abraham), lo que nos viene a decir que si no fuera por ser ángeles, no los habría recibido.
La esposa de Lot era malvada, así que al ver a los invitados de su esposo les pidió sal a los vecinos diciéndoles que tenía invitados para que mataran a su esposo por estar en contra de la ley del país. A los pocos minutos, todos ya sabían sobre el “terrible acto” de Lot, por lo que sitiaron su casa. Para que se vayan, Lot les ofrece a sus hijas solteras (y no a sí mismo como hubiera hecho un Tzadik) para que hicieran con ellas lo que quisiesen, pero los ángeles lo trajeron de vuelta a su casa.
Al amanecer, Rafael lo tomó sacándolo a él con dos de sus hijas solteras (las otras dos casadas y sus esposos no creían que serían destruidos) y su esposa. Les ordenó que no miraran hacia atrás ya que la Shejiná de Hashem estaba allí y también porque si no fuera por los rezos de Abraham, no se hubieran salvado y no merecían siquiera observar el milagro.
Abraham se mudó a Grar, una ciudad filistea. Allí sucedió algo similar a lo que pasó en Egipto: Avimelej, el rey, tomó a Sará. Soñó que Hashem le decía que volviera en Teshuvá y le pidiera perdón a Abraham. Así hizo y le dio varios regalos. Hicieron un tratado que decía que por tres generaciones, sus descendientes no se atacarían mutuamente. Los nietos de Avimelej tuvieron una larga vida, impidiendo la conquista de ciertas ciudades de Israel muchos años después.
Según una explicación, el quince de Nisán, Sará tuvo a Itzjak a los 90 años y Abraham a los 100. Todo el mundo fue bendecido por su nacimiento: los ciegos pudieron ver, los rengos caminaron… Nadie podía decir que lo habían adoptado o era hijo de otra persona ya que Itzjak era igual a Abraham.
Ishmael se puso celoso de su hermanito nuevo ya que sabía que a pesar de ser él el primogénito, Itzjak continuaría el linaje de su padre. Se desvió del camino de la Torá y comenzó a servir ídolos, a cazar y robar. Al ver esto, Sará le pidió a su esposo que lo echara junto a Hagar y así hizo Abraham ya que Hashem le había dicho que haga todo lo que le diga Sará.

A los 37 años de Itzjak (otros opinan otras edades), Hashem le ordenó a Abraham que hiciera de su hijo un Korbán. Abraham fue a donde Hashem le indicó (donde luego sería el Beit HaMikdash) y cuando lo estaba por matar, una voz del cielo exclamó que no lo haga y en vez, hiciera Korbán de un carnero que pasó por allí.