Rivká era estéril, así que ella e
Itzjak hicieron mucha tefilá. Recién luego de 20 años quedó embarazada. El Pasuk
dice que Hashem escuchó a Itzjak y Rashi explica que a él y no a Rivká ya que
no se compara la tefilá de un Tzadik hijo de Tzadik (Itzjak hijo de Abraham)
con la de un Tzadik hijo de Rashá (Rivká bat Betuel el malvado). Preguntan los
jajamim, ¿acaso no es mayor el nivel de un Baal Teshuvá que el de uno que
siempre cumplió Torá? Responden que normalmente es así, pero si el hijo de
Tzadikim se perfeccionó y no se conformó con el nivel elevado que ya tenía
innato, él es más elevado.
Ella sentía grandes dolores, tan
terribles que hasta dudó por qué tenía que pasar por tales sufrimientos. En
verdad, merecía que las 12 tribus salieran de ella, pero como se quejó, no las
tuvo. ¡Cuántas cosas perdemos por la queja, la cual no nos da nada!
Le llamaba la atención que le
pateaban la panza tanto cuando pasaba por un lugar de Avodá Zará como cuando
por un lugar Kadosh. Le preocupaba que su hijo tuviera dos personalidades ya
que no hay nada peor que no saber quién sos. Un día podés ser el gran Tzadik y
otro el peor Rashá. Por ello, fue a visitar al profeta de Hashem, Shem el hijo
de Noaj. Le dijo que tendría mellizos, que se peleaban dentro de ella, ya que
el mayor (Esav) luego serviría al menor (Yaakov), y no quería. Además, allí los
bebés hicieron el trato que Yaakov se quedaría con lo espiritual y Esav, con lo
material. Cuando nacieron, Esav era peludo y rojo (Esav viene de Asui, hecho,
nació armado como un grande) y Yaakov salió agarrado de su talón (ekev), por
ello su nombre. El talón es la parte del cuerpo que asegura su equilibrio, que
no se caiga. Así, seguir el camino de la Torá es nuestro estabilizante.
Específicamente, las mujeres son la base porque son apodadas “Bet Yaakov”.
Cuando crecieron, Itzjak los mandó a
estudiar a la Ieshivá. Mientras Yaakov disfrutaba, Esav contradecía todo lo que
le decían, se escapaba a cazar, simulaba cumplir Mitzvot pero, realmente, no
hacía nada. Lo que podemos aprender de él es cómo honraba a su padre: siempre
le daba los mejores cortes de carne, en persona, vestido con sus mejores ropas
y no hacía averot frente a él.
Un día, cuando tenían 15 años, Esav
había vuelto de cazar con mucho hambre. Mientras, Yaakov cocinaba lentejas, ya
que estaban de duelo por la muerte de Abraham. Esav, al ver la comida, le exigió
a su hermano que se la diera. Yaakov le pidió a cambio su primogenitura y Esav
aceptó. De aquí el otro nombre de Esav (Edom): le exigió a su hermano “dame de
esa sopa roja (Adom)”. No aclaró que era de lentejas que simbolizan el duelo
para no avergonzarse de que trataba de forma tan despectiva el luto por su
abuelo.
Como había hambruna, Itzjak quería
ir a Egipto como su padre, pero Hashem no lo dejó porque estaba en un nivel muy
elevado para ir a un lugar tan impuro. Por ello, fueron a la tierra de los
Pelishtim (Guerar). Itzjak fingió, como había hecho su padre, que Rivká era su
hermana para que no lo mataran si se quisieran casar con ella. Avimelej (no es
el mismo que en la época de Abraham y Sará. Todos los reyes pelishtim se
llamaban así), el rey, los descubrió, pero no les hizo nada, porque ya conocía
la historia de Sará con el rey anterior; es más, los protegió. Itzjak se
enriqueció mucho, los sirvientes del rey lo celaron y para que no hubiera
problemas, Avimelej les pidió que se fueran.
Mientras se estaban yendo, Itzjak
pidió a sus sirvientes que cavaran un pozo de agua. Los Pelishtim decían que
era suyo, pero cuando se lo apropiaron, se secó. Cuando le fue devuelto a Itzjak, volvió a
salir agua. Este pozo fue llamado Eisek (lucha), ya que lucharon por él.
Itzjak pidió que le cavaran otro
pozo más, del cual salía agua y se repitió lo mismo que con el anterior. A este
lo llamaron Sitna (disturbio) ya que lo molestaron.
Cavaron otro más, pero no se repitió
la situación. A este lo llamo Rejovot (alivio, amplitud), ya que por fin lo
dejaron de molestar.
Estos tres pozos representaban los
tres Baté Mikdash: los primeros dos fueron destruidos, pero el tercero, cuando
llegue el Mashiaj (en nuestros días, Amén), nunca será destruido.
Había llegado el momento en el cual
Itzjak quería bendecir a Esav (de unos 63 años), el primogénito. Por ello, le
pidió que fuera a cazar algo para comer. Al escuchar esto, Rivká, le dijo a
Yaakov que se hiciera pasar por su hermano vistiendo pieles para parecer peludo.
Igualmente, Itzjak no lo vería, ya que era ciego. Ella le cocinó la comida para
su esposo.
Al entrar a la habitación de su padre,
Yaakov lo saludó cortésmente y habló como un ben Torá, no como lo hubiera hecho
su hermano: no iba a bajar su nivel espiritual incluso en esta situación.
Itzjak igual, al tocarlo, creyó que era Esav. ¿Cómo no se dio cuenta? Esav
sabía que Yaakov se haría pasar por él, y seguramente, también hablaría como
él. Por consiguiente, le dijo a su padre que se comportaría como Yaakov.
Itzjak lo bendijo, diciéndole que
sus campos den muchos frutos, que todas las naciones lo sirvan y que el que lo
maldiga, que sea maldecido y los que lo bendigan, sean bendecidos.
Al entrar Esav a lo de su padre, se
da cuenta de que alguien ya había recibido la bendición. Estaba seguro de que
había sido su hermano y estaba muy enojado con él. Igualmente, Itzjak lo bendijo,
diciéndole que vencerá a todos, menos a su hermano mientras se comporte como
dice la Torá. Esav estaba muy enojado e interpretó el nombre de Yaakov como “se
interpuso (yaakveni) en mi camino”.
Rivká le aconsejó a Yaakov que se
escapara a Jarán, a lo de su hermano Laván, hasta que se calmara el odio y
enojo de Esav y que se buscara una esposa de su familia.
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