domingo, 30 de diciembre de 2012

Perashat Shemot


Aun después de la muerte de Iosef, sus hermanos y parientes seguían viviendo en Egipto.
¿Por qué no salían del país? Todo esto eran los planes de Hashem, así podía cumplir su promesa hecha a Abraham Avinu: “tus descendientes serán extraños en una tierra, serán esclavos y sufrirán.”
También hay otras razones. Para probar si…
·        Si seguirían siendo tzadikim
·        Si se casaban entre ellos (Egipcios y Judíos)
·        Si seguirían hablando Hebreo
Iosef les había ordenado que se quedaran en Goshen para que no se mezclen con los habitantes del país pero no lo cumplieron. Como consecuencia, empezaron a hacer idolatría.
En un principio, eran solo 70 Iehudim, pero con el paso de muy poco tiempo, se convirtieron en millones. Esto se debe a que Hashem los había bendecido y una madre tenía ¡6 hijos a la vez!
Esto no le gustaba a los egipcios y empezaron a planear como disminuir el número…
Se les ocurrió que podrían hacerlos esclavos, así los padres estarían muy cansados y tendrían pocos hijos.
Pero, ¿Cómo lo harían?
Al principio, se les pagaba por hacerlo, Paró mismo trabajaba para estimularlos. Así, todos los Iehudim, menos la tribu de Levi (quienes trabajaban en los Batei Kneset (sinagogas). De a poco, les iban pagando menos, hasta tal punto que se convirtieron en esclavos.
Esto no era solo el plan, también consistía en designar judíos que cuidaban que sus hermanos trabajen duro, si no lo hacían, les debían pegar y si ellos mismos no cumplían con su deber (los policías), serian castigados por los Egipcios. Estos no querían lastimar injustamente a sus familiares, así que recibían el castigo ellos. En recompensa, cuando salieron de Egipto, los que no maltrataron a sus hermanos, fueron designados ancianos del pueblo.
El plan para diminuir el numero no funciono, es mas todo lo contrario. Cada vez  les aumentaban los castigos, sin ver frutos:
·       Un egipcio podía tomar de esclavo a cualquier Iehudí.
·       Ellos mismos tenían que hacer los ladrillos
·       Secretamente, harían matar a todos los bebes varones recién nacidos.

Paro ordena a las parteras matar a cada bebe judío varón cuando nazca. Estas eran Shifrá y Puá. Ellas no cumplieron el pedido, además, cuando nacían, hacían honor a sus nombres:
Shifra: La que embellece
Pua: Les cantaba para que paren de llorar
Cuando el faraón se dio cuenta, las mando a llamar y ellas le contaron a las madres judías tenían a los bebes solas, sin la ayuda de nadie (algo falso). Por hacer esto fueron recompensadas con tener hijos leviim, cohanim y reyes.
Se le ocurre otro malévolo plan a raíz del pronóstico de los astrónomos que decía que el salvador del pueblo judío estaba por nacer: tirar al río a cada niño. Para comprobar si las madres no lo escondían, hizo mudar egipcios entre cada casa judía, así los podían espiar y llamar a los mensajeros egipcios a que los arrojen. Las egipcias también ayudaron: cuando no encontraban al bebe, llevaban a sus propios hijos, los hacían llorar y el bebe buscado, hacía lo mismo.
Hashem no permitió que sean muertos, y explica el Midrash que los conducía a una cueva y Él mismo los alimentaba. Al crecer, se reencontraban con sus padres. Otra explicación es que hacia que respiren abajo del agua, cuando se anuló el decreto, todos salieron vivos.
Amram y Iojebed (ella era Shifra), dos leviim, tenían dos hijos, Miriam (Pua), de seis años, y Aaron, de tres. Estaban a punto de tener otro hijo más, a quien después lo llamaron Moshé. Su nacimiento fue extraordinario: nació con el Brit Milá hecho y todo el cuarto se ilumino. Lo pudo esconder durante 3 meses ya que había nacido antes de tiempo, pero llego un momento que se dio cuenta que no podía seguir con su plan. Para salvarlo se le ocurrió que lo pondría en una canasta rellena de brea y arcilla.
Su hermana mayor lo siguió para ver como estaba su hermanito. Tras varios minutos de no ser visto, llego a una orilla donde estaba Batia, la hija de Paro. Se estaba por bañar ya que tenía lepra. Cuando se sumergió, se curó. Le pidió a sus doncellas que le alcanzasen la canasta, pero estas se negaron. Batia estiró su brazo para alcanzarla, algo imposible ya que estaba muy lejos. Hashem por su esfuerzo, le estiró el brazo hasta que la agarró. De esto se trata el Pasuk “hagan un agujero del tamaño de una aguja y yo les abriré puertas de salones”.
Al ser visto, bebe se largó a llorar y Batia llamo a una egipcia para que le de de tomar leche, pero Moshé se negó.  Al ver esto, Miriam, le pregunto si quería que le traiga a una judía (realmente, Iojebed) y ella acepto gustosa. Así, Iojebed pudo estar 4 años con su hijo, contándole sobre sus raíces.
Batia y su padre se encariñaron de Moshé y jugaban con él como si fuera su hijo y nieto propio. Moshé sufría al ver a sus hermanos trabajar tan duro y con el pretexto de supervisarlos, los ayudaba.
Un día había una un egipcio le estaba pegando a un Iehudí. Moshe al ver esto, mató al egipcio diciendo el sagrado nombre de Hashem. Otro día, vio a dos judíos peleando, llamados Datán y Aviram, dos reshaim (malvados). Intervino y ellos, enojados, le contaron lo sucedido con el egipcio el otro día. Paró se encolerizó y lo mandó a matar. Cuando lo iban a hacer, el cuello de Moshe se hizo de piedra. Después, pudo escapar.
Se escapó a Midian, donde un día vio a siete hermanas intentando beber de un pozo de agua, pero no lo podían hacer porque unos pastores las molestaban y las ayudó. Ellas volvieron a su casa y su papá, Itró, se sorprendió al verlas tan temprano ya que los hombres siempre se les adelantaban. Le explicaron que un hombre las había ayudado. Lo invitaron a comer y al darse cuenta la causa de su estadía en Midian, lo tiraron a un pozo. Allí permaneció por 10 años con la ayuda de Tzipora, una de las hijas, que le daba comida todos los días. Después de que se haya liberado, se casó con ella.
Trabajaba de pastor en la casa de Itró. Un día, estaba pastoreando su ovejas y vio un arbusto lleno de fuego, pero milagrosamente, no se consumía. Cuando se siguió acercando, Hashem le dijo que se descalce ya que esa era una tierra santa (el Har Sinai, donde serian entregadas las tablas). Los zapatos representan lo material, así que realmente Hashem quería se desprenda de ello.
Hashem le ordenó a Moshe que vaya a hablar con Paró para que deje salir a los Iehudim de Egipto, y Él lo ayudaría. Para que le crean, le dio tres señales:
·        Tiró su bastón al suelo y se convirtió en serpiente, al agarrarla, volvió a su estado anterior.
·        Puso su mano debajo de su túnica y la sacó leprosa, al volverla a poner, estaba normal.
·        Agarró un poco de agua del Rio Nilo y se convirtió en sangre.

Fue con su hermano Aarón, ya que él era tartamudo. Cuando se encontraron, se saludaron, pero lo reprocho diciendo: “¿para qué traer más personas a sufrir, acaso hay pocas?”. Al escuchar esto, Moshe, los mando a la casa de su suegro. Al hablar con Paro, él se negó, es más, les endureció el trabajo.

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