domingo, 9 de junio de 2013

Perashat Jukat

Cualquier persona que tocaba un muerto, estaba impuro (tamé); no podía entrar al campamento de la Shejiná, donde estaba el Mishkán. Para purificarlo, se tenía que quemar una vaca totalmente roja, y con sus cenizas mezcladas con agua, rociarlo el tercer y séptimo día desde que se impurificó. El séptimo día al anochecer, se tenía que sumergir en una Mikve, y se tornaba puro. Toda persona que tenía contacto con las cenizas de la vaca roja (para adumá), se volvía impura y tenía que sumergirse en la Mikve al anochecer.
Los Iehudim ya estaban en su año número 40 en el desierto (¡se habrán dado cuenta que la Tora de no nos habla de más de 32 años!). El 10 de Nisan Hashem (no el Ángel de la Muerte), tomo el alma de Miriam cuando tenía 125 años. Los Iehudim tendrían que haber llorado por ella, pero solo lo hicieron sus hermanos, Moshé y Aharón. En lo que no tardaron, es en quejarse por el agua, que al morir Miriam, su fuente se secó.
Hashem le dice a Moshé que hable a la roca de Miriam, y  fluiría agua. Moshé dudo qué piedra era la correcta, el pueblo lo empezó a apurar, se desespero y le pego. Esto estuvo mal, y Hashem se enojo mucho con ellos. De castigo, murieron en el desierto. De este acto, lo que más hizo encolerizar a Hashem fue que rebajó Su milagro, ya que no es tan magnífico que salga agua de una piedra después de golpearla (como ya había hecho) que luego de hablarle.
Los judíos acamparon al pie de la montaña Har HaOr. Hashem le dijo a Moshé, que avisara su hermano Aharón, que moriría en la cima de ese monte. Así fue como hizo, fueron con Elazar (hijo de Aharón), y vieron una cueva, con una cama y una vela. Aharón se acostó y Moshé le fue sacando las prendas de Cohen Gadol, mientras se las ponía su sobrino. Cada parte que le sacaban la ropa, una nube de gloria, la tapaba, hasta que fue cubierto totalmente y Hashem tomo su alma.

Los Amalekim aprovechan el momento y los atacan, pero pierden.

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