martes, 14 de octubre de 2014

Perashat VeZot HaBerajá

Es la última perashá de la Torá, se lee en Simját Torá. Esta perashá es de las bendiciones de Moshé a Am Israel en su último día de vida en este mundo
Para ayudar a que las Berajot se cumplieran, Moshé primero alababa a Hashem y recién luego decía nuestros méritos. La Perashá comienza describiendo a Moshé como el hombre de Hashem que bendijo a Bené Israel antes de su muerte. Esto nos demuestra la humildad de Moshé: Hashem le dijo que en algún momento debería ser llamado Ish HaElokim (Hombre de Hashem), pero él siempre lo posponía, hasta que llegó el día de su fallecimiento.
Moshé también bendijo a cada Shevet en particular:            
ü Reubén: Que viva y que no muera. Ellos estaban especialmente en peligro al vivir fuera de Eretz Israel, pudiendo ser atacados por los demás pueblos. Asimismo, iban al frente de la guerra. Al parecer la frase “que vivan y no mueran” es redundante, pero viene a significar “que vivan en este mundo y en el venidero”
ü Shimón: No fue bendecido ya que hizo idolatría y pecó con midianitas, su jefe Zimrí, llevó a su carpa a la hija de Balak. De todos modos, en la Berajá de Iehudá está insinuado: “Escuchá (shemá-misma raíz que Shimón) la voz de Iehudá”.
ü Iehudá: Moshé sabía que los reyes saldrían de esta tribu, así que pidió que Hashem escuche las Tefilot de sus monarcas en momentos difíciles
ü Leví: En mérito a que no se unieron a los demás cuando pecaban (espías, becerro de oro, quejas por el Man…), que tengan riquezas (para que puedan estudiar y enseñar sin preocupaciones) y que sus enemigos sean destruidos.
ü Biniamín: Hashem ama especialmente a esta tribu ya que Biniamín (el hijo de Iaacov), fue el único que nació dentro de Eretz Israel, no se involucró en la venta de Iosef, ayudaba a su padre a caminar cuando ya era mayor y nunca pecó. Por ello, el Beit HaMikdash fue construido en sus tierras.
ü Iosef (Menashé y Efraim): Sus tierras serán las mejores, las más fértiles, con más agua… Iehoshúa, el sucesor de Moshé, era de Efraim y Guidón, un juez, de Menashé.
ü Zebulún e Isajar: Ellos hacían un trato: mientras que Zebulún trabajaba, Isajar estudiaba todo el día; después, compartían todo (riqueza de Zebulún y mérito de estudiar Torá de Isajar). Fueron bendecidos con abundancia en encontrar piedras preciosas y peces caros, entre otras cosas, así ambos shevatim podían estudiar.
ü Gad: Como vivirían fuera de Israel, fueron bendecidos con la fuerza para luchar (además, iban al frente de la guerra). Moshé sería enterrado en sus dominios, pero nadie sabe con exactitud dónde.
ü Dan: Serían fuertes, pero no tanto como Gad. El Iardén, río que riega la tierra, comienza en Dan.
ü Naftalí: Estarán muy felices en sus tierras, ya que habrán abundantes peces, por estar en territorio del río Kineret. También, tendrán ricos frutos.
ü Asher: Se multiplicarán mucho y su hijas serán hermosas tanto interna como externamente, meritorias de ser esposas de reyes y Cohanim guedolim. Tendrán muchísimo aceite de oliva, así lo pueden vender y en sus montañas encontrarán hierro y cobre. También, fueron bendecidos con fuerza durante toda su vida.
Siguió bendiciendo a todo el pueblo en conjunto, con que no deberán temer a los enemigos, sino que ellos tendrán miedo de nosotros.
A la mitad del día, Hashem ordenó a Moshé que suba a Har (monte) Nevó. De allí, Hashem le mostró que parcela le correspondería a cada Shevet y lo que sucedería a lo largo de la historia. Tres ángeles le prepararon una campa de oro con piedras preciosas, almohadas de seda y sábanas de lino, para que Moshé se acueste, y finalmente, Hashem lo besó y su alma salió de su cuerpo. Hashem mismo lo enterró, y nadie sabe ni sabrá dónde, para que nadie lo idolatrara. Su sucesor fue Iehoshúa bin Nun y lo obedecieron como a Moshé.

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