domingo, 30 de noviembre de 2014

Perashat Vaishlaj

Yaakov no se había encontrado con su hermano Esav hacía ya 20 años y no sabía si lo había perdonado, por lo tanto, mandó mensajeros a los cuales instruyó palabra por palabra lo que deberían comunicar. Volvieron diciendo que Esav se aproximaba con un gran ejército de 400 generales, cada uno con 400 soldados.
Hashem le había prometido que lo protegería, pero temía que su familia haya pecado o que los méritos de Esav por los 20 años que pudo cumplir con la Mitzvá de honrar a los padres (y él no por estar fuera de su hogar) lo hagan ganar. Por ello, se preparó para la batalla de tres maneras, las cuales nos enseñan a cómo comportarnos ante situaciones que se nos presentan en la vida:
1.    Arreglo pacífico: le mandó muchos regalos; según un Midrash, todo lo que había ganado por trabajar 6 años (los otros 14 eran para casarse con Rajel) en lo de Labán, porque sabía que todo lo que venía de un Rashá como Labán no era bueno y no quería que fuera suyo. Cuando estamos nosotros ante un problema, lo primero que hay que hacer es intentar resolverlo a través de la conversación.
2.    Tefilá: Yaakov dijo “Katonti mikol hajasadim”, “no soy meritorio de todas las bondades que me hace Hashem”. Así, aceptaba que su victoria estaba 100% a manos de Hashem.
3.    Guerra: Yaakov se alistó para la batalla dividiendo a su familia en dos grupos, así, si uno es atrapado, el otro se podría escapar. Si no se puede evitar un problema, hay que estar preparado, por ejemplo, estudiando, juntando méritos, etc.
Yaakov se había olvidado unas vasijas del otro lado del río, así que lo cruzó (esto nos demuestra el valor que le tenemos que dar a cada cosa, sin importar su valor, ya que estaríamos despreciando lo que Hashem nos da) y allí se encontró con el ángel de Esav. Lucharon toda la noche, le dislocó la cadera, pero la pelea finalizó cuando se hizo de día y el Malaj (ángel) debía alabar a Hashem. Yaakov le pidió que lo bendiga, pero este no quería. Antes de volver al cielo, le cambió el nombre por Israel, que significa “quien luchó con ángeles y humanos y ganó”.
Los Malajim no tienen el derecho de alabar a Hashem cuando quieren. Algunos, una vez al día. Otros, una vez cada semana, mes, año o… una vez en toda su existencia. Ellos saben el inmenso honor que es poder alabarLo, así que no pierden bajo ningún costo la oportunidad. En cambio, nosotros podemos todo el día hacer Tefilá, pero desgraciadamente no aprovechamos la oportunidad. Es común que se nos pase el horario de Shajarit o que nos olvidemos de leer los Tehilim diarios.
Yaakov salió a recibir a Esav y se le inclinó 7 veces. En respuesta, su hermano lo abrazó y besó, con intención de morderlo, pero no pudo hacerlo debido a que su cuello se tornó mármol.
De allí, se fueron a vivir a Sukot, lugar llamado así porque Yaakov había construido ahí para él y su familia casas y para sus bienes, sukot (cabañas). Esto nos da un importante mensaje para nuestra vida: las cosas esenciales (la familia, la Torá, etc.), hay que protegerlas muy bien, siendo lo primordial. En cambio, las cosas materiales, hay que protegerlas lo suficiente para que no se considere que seamos descuidados, pero no invertir todas nuestras fuerzas en ello, descuidando lo principal.
Luego, fueron a Shejem, en Eretz Knaan. A Diná, la hija de Lea, le llamó la atención un espectáculo se la calle y salió sin avisar a verlo. El hijo del rey, Shejem, la raptó para tomarla como esposa. Luego, el padre de Shejem, Jamor, fue a hablar con Yaakov para pedirle permiso para la unión, pero los hijos de Yaakov le dijeron que no tenían Brit Milá y no se podía casar con ellos. Por ello, todos los del lugar, se hicieron el Brit. Leví y Shimón al tercer día de la circuncisión, el punto de mayor debilidad tras el Brit Milá, los mataron a todos. Esto estuvo mal ya que se los consideraba Iehudim. En total fueron 24.000 los asesinados.
En el camino de vuelta, nació Biniamín de Rajel, pero la madre murió en Bet Lejem y fue enterrada allí para que en un futuro, cuando sean exiliados, puedan ir a su tumba y rezar en su mérito. Cuando estaba por fallecer, Rajel lo había llamado Ben Oní, hijo de mi sufrimiento, pero Yaakov le cambia el nombre a Biniamín.

Itzjak pudo llegar a ver a sus nietos por unos 21 años y falleció a los 180.

9-9-9

Extraído del blog "bat Israel". Autor: Rab Shaul Maleh
El valor numérico de la palabra “Verdad” (en hebreo EMET) es 441, cuyos números sumados suman 9. El numero 9 tiene la particularidad de que el resultado de cualquier multiplicación que se haga con 9, la suma del resultado nos dará 9 (Por ejemplo: 9 x 3 = 27, 2 + 7 = 9. Y de igual manera con cualquier multiplicación que se haga con 9). La verdad es inalterable. 
Así también, todo lo relacionado con el número 9 es bueno.
Algunos ejemplos de esto:
La primera vez que parece la letra “Tet” (valor numérico es 9.) en la Tora, es en la palabra “TOV”, (BUENA) “D´os vio que la luz era buena y la separo”. (Bereshit, 1:4). 
También dice el talmud: “la persona que sueña con la letra “Tet” (9), es muy buena señal.” (Baba Kama 56:2)
En el libro “Berit Menuja” (una fuente Cabalista muy antigua, fidedigna, y confiable) está escrito lo siguiente: “Quiero que sepas y que tengas una tradición: El mes 9 es el mejor mes de todos los meses, es un mes de voluntad, y el día 9 de este mes, es el mejor de todo el mes, y la novena hora del día desde que amanece es la mejor hora del día.” 
El día 9 del mes 9 (kislev) a la hora 9 (temporales, dividiendo las horas de luz solar por 12 obtenemos una hora), o sea mañana lunes, tenemos un momento muy especial, un momento único en el año el cual podemos aprovechar para conectarnos con Hashem, para prender una vela, para hablar con Él, rezarle, platicarle, agradecerle, pedirle en nuestras palabras, leer un Teilim, hacer acciones de bien, o conectarse como cada uno pueda. 
TAMBIEN ES RECOMENDABLE CONCENTRARSE EN LA BENDICION NUMERO 9 DE LA AMIDÁ, QUE ES "BAREJÉNU". PURAS BENDICIONES. "TOB UMETÍB ATÁ UMEBARÉJ HASHANÍM".
TAMBIEN EN LA BERAJÁ NUMERO 18, MODÍM "HATÓB KI LO JALÚ RAJHAMÉJA" "KI TOB HAÉL YESHUATÉNU VEEZRATÉNU SÉLA HAÉL HATÓB" "HATÓB SHIMJÁ ULJÁ NAÉ LEHODÓT" 

No sé exactamente a qué hora es en Argentina, preguntar a su Rab. Belí Neder averiguo. 

domingo, 23 de noviembre de 2014

Refuah Shelema

Por favor, R"SH para Dina bat Zeaba y Moshé ben Bahie

Perashat Vaietzé

Yaakov se estaba escapando a Jarán. En el camino estudió día y noche por 14 años en la Ieshiva de Shem y Ever. Después, pasó por Har HaMoriá (donde había sido Akedat Itzjak y luego se construyó el Beit HaMikdash), pero se dio cuenta de que no había parado y volvió. En recompensa, Hashem le acortó el camino.  Hizo Tefilá y se quedo dormido sobre 12 piedras. Soñó que ángeles subían y bajaban escaleras del cielo. Cuando se levantó, todas las piedras se habían unido en una sola ya que peleaban por sobre quién apoyaría la cabeza Yaakov. Se dice que puso las piedras para protegerse de los animales que lo podrían llegar a atacar. Pero, ¿cuánto lo podrían proteger unas simples piedras? ¿Acaso no lo podrían atacar en otra parte del cuerpo, no sólo su cabeza? Explican que lo hizo para poner su esfuerzo en el milagro que Hashem haría para salvarlo. Esto se compara a una persona con su salud: uno sabe que todo depende de Hashem, pero igualmente hacemos nuestra parte y vamos al médico. Al “reducir” el milagro, aumentamos nuestro libre albedrío.
Cuando llego a Jarán se encontró con Rajel, la hija de Laván, el hermano de Rivká. Se saludaron y después de un tiempo de conocerse, le pidió el matrimonio. Ella sabía que su padre era un mentiroso y que le daría a su hermana Lea, así le dio a Yaakov unas señales para que sepa si era ella. Estas eran las tres Mitzvot especiales de la mujer: Hadlakat Neirot (velas), Jalá y Nidá (pureza familiar).
Yaakov arregló con Laván que trabajaría para él  7 años por Rajel.  El día de la boda llegó y Laván le dio a Lea en vez de a Rajel. Rajel le había dado las señales a su hermana para que no pase vergüenza. Yaakov habló con Laván y le dijo que trabaje 7 años más por Rajel (pero que se case a la semana siguiente) y que le había dado a Lea primero ya que era la mayor.
Con Lea tuvo 6 hijos y una hija (Reubén, Shimón, Leví, Iehudá, Isajar, Zevulún y Diná)  y con Rajel 2 (Iosef y Biniamín). También se caso con las sirvientas de ambas (Bilhá y Zilpá) y tuvo 2 hijos con cada una (Dan y Naftalí y Asher y Gad).

Tras trabajar 20 años, se escaparon y Rajel se llevó los ídolos de su padre para que no las use. Laván se dio cuenta y los siguió. Tuvo un sueño que le decía que no le haga nada a Yaakov y así lo hizo. Les pregunto si las tenían y le respondieron que no. Igualmente, él las busco. A Yaakov le molesto que haya desconfiado de él  aunque le había servido muy fielmente por 20 años (7 por Lea, 7 por Rajel y 6 más para poder quedarse en su casa), así que dijo que el que lo haya hecho, no esté en este mundo (que muera) y así le pasó a Rajel, falleció al nacer Biniamín. Por eso nos tenemos que cuidar con nuestra habla.

Refuah Shelema

Por favor, R"SH Shemesh bat Nejama

domingo, 16 de noviembre de 2014

Perashat Toledot

Rivká por fin, luego de muchos años, estaba embarazada. Estaban muy felices, pero ella sentía grandes dolores. Le llamaba la atención que le pateaban la panza tanto cuando pasaba por un lugar de Avodá Zará como cuando por un lugar Kadosh. Por ello, fue a visitar al profeta de Hashem, Shem el hijo de Noaj. Este le dijo que tendría mellizos, que se peleaban dentro de ella, ya que el mayor (Esav) luego serviría al menor (Yaakov), y no quería. Además, allí los bebés hicieron el trato que Yaakov se quedaría con lo espiritual y Esav, con lo material. Cuando nacieron, Esav era peludo y rojo y Yaakov salió agarrado de su talón (ekev), por ello su nombre.
Cuando crecieron, Itzjak los mandó a estudiar a la Ieshivá. Mientras Yaakov disfrutaba, Esav contradecía todo lo que le decían, se escapaba a cazar, simulaba cumplir Mitzvot pero, realmente, no hacía nada. Lo que podemos aprender de él es cómo honraba a su padre: siempre le daba los mejores cortes de carne, en persona, vestido con sus mejores ropas y no hacía averot frente a él.
Un día, cuando tenían 15 años, Esav había vuelto de cazar con mucho hambre. Mientras, Yaakov cocinaba lentejas, ya que estaban de duelo por la muerte de Abraham. Esav, al ver la comida, le exige a su hermano que se la dé. Yaakov le pide a cambio su primogenitura y Esav acepta. De aquí el otro nombre de Esav (Edom): le exigió a su hermano “dame de esa sopa roja (Adom)”.
Como había hambruna, Itzjak quería ir a Egipto como su padre, pero Hashem no lo dejó, porque estaba en un nivel muy elevado para ir a un lugar tan impuro como Egipto. Por ello, fueron a la tierra de los Pelishtim. Itzjak fingió, como había hecho su padre, que Rivká era su hermana, para que no lo mataran si se quisieran casar con ella. Avimelej (no es el mismo que en la época de Abraham y Sará. Todos los reyes pelishtim se llamaban así), el rey, los descubrió, pero no les hizo nada, porque ya conocía la historia de Sará con el rey anterior, es más, los protegió. Itzjak se enriqueció mucho, los sirvientes del rey lo celaron y para que no haya problemas, Avimelej les pidió si se podían ir.
Mientras se estaban yendo, Itzjak pidió a sus sirvientes que caven un pozo, para ver si había agua y así era. Los Pelishtim decían que era suyo, pero cuando se lo apropiaron, se secó.  Cuando le fue devuelto a Itzjak, volvió a salir agua. Este pozo fue llamado Eisek (lucha), ya que lucharon por él.
Itzjak pide que le caven otro pozo más, del cual sale agua y se repite lo mismo que con el anterior (se lo sacan y devuelven). A este lo llamaron Sitna (disturbio) ya que lo molestaron.
Cavan otro más, pero no se repite lo que paso con los anteriores. A este lo llamo Rejovot (alivio, amplitud), ya que por fin lo dejaron de molestar.
Estos tres pozos representaban los tres Baté Mikdash: los primeros dos fueron destruidos, pero el tercero, cuando llegue el Mashiaj (en nuestros días, Amén), nunca será destruido.
Había llegado el momento en el cual Itzjak quería bendecir a Esav, el primogénito. Por ello, le pidió que vaya a cazar algo para comer. Al escuchar esto, Rivká, le dijo a Yaakov que se haga pasar por su hermano, vistiendo pieles para parecer peludo como su hermano. Igualmente, Itzjak no lo vería, ya que era ciego. Ella le cocinó la comida para su esposo.
Al entrar a la habitación de su padre, Yaakov lo saluda cortésmente, no como lo haría su hermano. Itzjak igual, al tocarlo, creyó que era Esav. ¿Cómo no se dio cuenta? Esav sabía que Yaakov se haría pasar por él, y seguramente, también hablaría como él. Por consiguiente, le dijo a su padre que se comportaría como Yaakov. Pero los pensamientos de Esav eran erróneos, Yaakov no se atrevería a hablarle a su padre descortésmente.
Itzjak lo bendice, diciéndole que sus campos den muchos frutos, que todas las naciones lo sirvan y que el que lo maldiga, que sea maldecido y los que lo bendigan, sean bendecidos.
Al entrar Esav a lo de su padre, se da cuenta de que alguien ya había recibido la bendición. Estaba seguro de que había sido su hermano y estaba muy enojado con él. Igualmente, Itzjak lo bendice, diciéndole que vencerá a todos, menos a su hermano mientras se comporte como dice la Torá. Esav estaba muy enojado e interpretó el nombre de Yaakov como “se interpuso (yaakveni) en mi camino”.

Rivká le aconseja a Yaakov que se escape a Jarán, a lo de su hermano Laván, hasta que se calme el odio y enojo de Esav y que se busque una esposa de su familia.

domingo, 9 de noviembre de 2014

Perashat Jaié Sará

Esta Perashá se llama Jaié Sará (la vida de Sará). Si habla de su muerte, ¿por qué se llama así? Esto es porque cuando una persona muere, a veces sus enseñanzas también lo hacen. Así no fue con Sará: todas tomamos su ejemplo hasta el día de hoy.
Cuando ella fallece a los 127 años, no dice en el Jumash “127”, sino que dice 100 años, 20 años y 7 años debido a que cuando tenía 100, parecía de 20 en cuanto a su belleza física y de 7 por su pureza espiritual (una niña pequeña no tiene averot).
Mientras ella vivió, había 3 milagros: las nubes de Shejiná (presencia divina) de Hashem estaban sobre su carpa; la Jalá siempre era abundante y bendecida y las velas de Shabat que prendían duraban hasta el siguiente Shabat. Cuando falleció, todo esto se fue hasta que Itzjak se casó con Rivká.
Para enterrarla, Abraham eligió Meharat HaPajpelá. Hashem lo guio hasta allí a través de un cabrito que se había escapado del grupo, Abraham lo había perseguido y había sentido el aroma del Gan Eden. Abraham quería la comprar para que después no se arrepientan del obsequio a toda costa, pero Efrón, el dueño de la tierra, se la quería regalar. Insistió Abraham y finalmente pago 400 monedas de plata, mucho dinero. Efrón hablo mucho e hizo poco; lo contrario a lo que nos recomienda la Torá y a lo que hizo Abraham con los tres ángeles en la Perashá pasada, Vaierá: les dijo que sólo les daría un poco de pan, un lugar para dormir y agua para lavarse, pero les terminó preparando un banquete digno de reyes.
El nombre de Mearat (cueva de) HaMajpelá viene de la palabra Kaful (doble). Hay varias explicaciones:
·       La cueva tenía 2 pisos, pero sólo el de abajo se usaba para enterrar
·       Allí están enterradas 4 parejas: Adam y Java, Abraham y Sara, Itzjak y Rivká y Iaakov y Lea.
·       Adam HaRishon era tan alto, que para ser enterrado Hashem lo debió doblar
Abraham quería casar a su hijo Itzjak, por ello mando a Eliezer, su fiel sirviente, a buscar una muchacha de su familia, no de donde estaba ya que no tenían buenas cualidades. Otra explicación: uno a veces no hace teshuvá por “el qué dirán” de los cercanos. Abraham pensaba que por más que no fuera una Tzadeket 100% en ese momento, al estar lejos de sus parientes y amigos, rápidamente volvería al camino correcto. Hashem hizo el milagro de que se le acortara el camino hasta Jarán (donde vivía la familia de Abraham). Mereció esto ya que en vez de darle a Itzjak su propia hija, buscó la mejor chica. En realidad, Eliezer tenía un gran Ietzer HaRá de darle a su propia hija, pero lo venció haciendo tefilá a Hashem.
Eliezer pensó que Itzjak merecía una chica hospitalaria, bondadosa y caritativa. Por ello  rezó a Hashem de que si una mujer le preguntaba si quería que le de agua al él y a los camellos, esta sería la elegida.
Hashem cumplió su pedido, siendo la futura esposa Rivká, hija de Betuel, sobrino de Abraham. Eliezer le regaló aros y pulseras hermosas, de oro con diamantes (como adelanto de las grandes riquezas que llevaba consigo y las que luego le serían dadas). Rivká lo llevó a su casa, para presentarlo a su familia, y que les hable de Abraham.
Rivká tenía un hermano muy malvado, Laván, quien invitó a Eliezer a la casa sólo porque quería que le dé riquezas como a Rivká, pensando que si por agua, Eliezer le dio a Rivká joyas, a él por una comida, le daría muchas riquezas. Betuel pensaba igual, pero peor: lo quería envenenar. Puso el veneno en el plato de Eliezer pero un Ángel lo cambio por el suyo y Betuel murió.
Al día siguiente, Eliezer volvió con Rivká, quien por recato al ver a su prometido se cubrió la cara con un velo. Al entrar a la carpa con Itzjak, los tres milagros de Sara volvieron.

Finalmente, Abraham falleció muy anciano, ya habiéndosele cumplido todos sus deseos, como ser padre, ver a su hijo Itzjak casarse y que Ishmael haya en Teshuvá. Además, nunca vio a su nieto Esav como un Rashá. Fue enterrado junto a Sará en Mearat HaMajpelá.

domingo, 2 de noviembre de 2014

Perashat Vaiera

Por más que Abraham Avinu se había hecho el Brit Milá hacía tan solo tres días, quería recibir invitados, por lo que primero envió a su sirviente Eliezer y luego fue corriendo él mismo a buscar personas. Hashem, para que no salga nadie y que Abraham se recupere, hizo que haga muchísimo calor.
Igualmente, al ver las ganas de Abraham de cumplir esta gran Mitzvá, primero fue Él a visitarlo y luego envió a tres Malajim (ángeles). En el Pasuk no dice que Abraham vio tres ángeles, sino tres hombres para demostrarnos que él no los recibía a pesar de su dolor por ser Malajim, sino por ser simples personas. También, porque en su casa era tan normal ver ángeles como seres humanos.
Los Malajim sólo tienen una función, por lo que Hashem mandó a:
·      Rafael: para curar a Abraham de los dolores del Brit Milá y salvar a Lot y su familia de la destrucción (salvar y curar es una única función).
·      Mijael: para dar la noticia del embarazo de Sará y del nacimiento de Itzjak un año después.
·      Gabriel: destruir Sedom y las ciudades que la rodeaban.
Abraham les dijo que les daría pan, agua para beber y lavarse los pies y sombra para dormir, mas les preparó un banquete digno de reyes con leche, manteca, Matzot (era Pesaj) y carne de tres terneritos.
La tierra de Sedom y sus ciudades vecinas, Amorá, Adma, Tzvoim y Tzoar (esta última no fue destruida con las primeras para que Lot pudiera ir a allí), mereció su duro castigo ya que como eran tan ricos por tener las tierras más fértiles del mundo y que cada vez que extraían un fruto del piso, también tomaban oro, creían que no necesitaban comportarse como Hashem requería para vivir bien. Sus leyes eran:
·       Cualquier visitante puede ser atacado y despojado de sus pertenencias.
·               Cuando alguien dejaba el país, debía hacerlo sin dinero.
·               El que ayudaba a alguien, debía ser asesinado.
·       Si se invitaba a extraños a un casamiento, al anfitrión se le sacaban sus ropas.
Abraham rezó por estas ciudades y por su sobrino Lot (sin la tefilá de su tío, no hubiera sido salvado), diciendo a Hashem: “si hubieran 50 justos allí, ¿las destruirías…? ¿Y si hubieran 45… 40…30…20…10?” Pero siquiera había un minián (10 personas) justas, así que dejó de pedir.
A Lot no le importaban las leyes de su país y deseaba invitar gente, aprendido de su tío Abraham, por lo que merodeaba por las calles en las noches. Cuando Gabriel y Rafael se disponían a destruir la ciudad, él los invitó a su casa. Otra explicación es que estaba durante esa noche en el portón de la ciudad ya que los jueces como él permanecían allí y en el Pasuk figura que los vio como Malajim (y no personas como Abraham), lo que nos viene a decir que si no fuera por ser ángeles, no los hubiera recibido.
La esposa de Lot era malvada, así que al ver a los invitados de su esposo, le pidió sal a los vecinos diciéndoles que tenía invitados para que maten a su esposo por estar en contra de la ley del país. A los pocos minutos, todos ya sabían sobre el “terrible acto” de Lot, por lo que sitiaron su casa. Para que se vayan, Lot les ofrece a sus hijas (y no a sí mismo como hubiera hecho un Tzadik) para que hagan con ellas lo que quieran, pero los ángeles lo trajeron de vuelta a su casa.
Al amanecer, Rafael lo tomó sacándolo a él con dos de sus hijas solteras (las otras dos casadas y sus esposos no creían que serían destruidos) y su esposa. Les ordenó que no miraran hacia atrás ya que la Shejiná de Hashem estaba allí y también porque si no fuera por los rezos de Abraham, no se hubieran salvado y no merecían siquiera observar el milagro.
Abraham se mudó a Grar, una ciudad filistea. Allí sucedió algo similar a lo que pasó en Egipto: Avimelej, el rey, tomó a Sará. Soñó que Hashem le decía que vuelva en Teshuvá y le pida perdón a Abraham y así hizo y le dio varios regalos. Hicieron un tratado que decía que por tres generaciones, sus descendientes no se atacarían mutuamente.
Según una explicación, el quince de Nisán, Sará tuvo a Itzjak a los 90 años y Abraham a los 100. Todo el mundo fue bendecido por su nacimiento: los ciegos pudieron ver, los rengos caminaron… Nadie podía decir que lo habían adoptado o era hijo de otra persona ya que Itzjak era igual a Abraham.
Ishmael se puso celoso de su hermanito nuevo ya que sabía que a pesar de ser él el primogénito, Itzjak continuaría el linaje de su padre. Se desvió del camino de la Torá y comenzó a servir ídolos, a cazar y robar. Al ver esto, Sará pidió a su esposo que lo echara junto a Hagar y así hizo Abraham ya que Hashem le había dicho que haga todo lo que le diga Sará.

A los 37 años de Itzjak (otros opinan otras edades), Hashem le ordenó a Abraham que haga de su hijo un Korbán. Abraham fue a donde Hashem le indicó (donde luego sería el Beit HaMikdash) y cuando lo estaba por matar, una voz del cielo exclamó que no lo haga y en vez, haga Korbán de un carnero que pasó por allí.