lunes, 20 de abril de 2015

Perashat Metzorá/ Tahor

Si uno se fija en un Jumash o Tanaj, la Perashá figura como Taor (puro), pero es llamada habitualmente Metzorá (impuro/leproso) a pesar de ser contrarios, debido a que la Tora siempre usa vocabulario lindo y una Perashá no debería llamar “impuro”. Específicamente, esta perashá habla de cuidar nuestras palabras y nuestra manera de hablar.
El Lashón HaRá son comentarios malos de otra persona, aun en lo más mínimo. Antes era castigado con Tzaraat (lepra) desde el cielo. Hablarlo es tan grave como hacer adulterio, idolatría o asesinato. Es así por varios motivos:
·       Es muy difícil hacer Teshuvá, ya que hay que pedirle perdón a todos los involucrados, desde el que escuchó hasta del que estaba referida.
·       Es una Averá que se hace constantemente, ya que provoca que otros esparzan el mal comentario.
·       Por evitar que se viva en paz. Si alguien escucha algo malo de otra persona, no la trata muy bien.
Por la severidad de esta prohibición, nuestros sabios recomiendan estudiar unas halajot del cuidado del habla cada día. Quienes lo hicieron encontraron muchas salvaciones, como curación de enfermos.
A veces, Hashem traía Tzaraat (como vimos en la Perashá anterior, Tazriá) al cuerpo y/o a la casa. Podía ser por varias causas:
א׳‏.  Por avaricia. Si uno se negaba dar algo apropósito, en las paredes salían manchas blancas. La casa estaba clausurada. Si volvían a salir, era demolida.
ב׳‏.  Como advertencia. Quizá ese judío merecía que en su cuerpo haya Tzaraat, pero Hashem le daba una oportunidad.
ג׳‏.    Algunas casas no las construyeron los Iehudim, sino que Goim para sus ídolos. Estas casas se llenaban de Tzaraat y eran  demolidas.
ד׳‏.   Como recompensa: los Goim cuando veían judíos viniendo a echarlos, escondían detrás de las paredes sus riquezas. La mancha aparecía en el lugar exacto que estaba

Un Iehudí que veía manchas rojas o verdes en su casa debía llamar al Cohén. Si decía que era Tzaraat, tenía que sacar sus bienes a la calle. Si el castigo venía por no prestar algo alegando que no lo tenía, todos veían que lo tenía y se avergonzaba.

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