domingo, 18 de octubre de 2015

Perashat Lej Lejá

Abram ya era para Hashem un Tzadik y por ello Hashem lo pudo probar con cosas tan difíciles, ya que Él nunca nos pide algo que no podemos hacer.
Lo primero que Hashem le ordenó es que se fuera para él, Abram, (Lej Lejá) al lugar donde Él le mostraría (pero sin decirle antes adónde). ¿Por qué para él, acaso era bueno irse de su casa? Sí, ya que si lo hacía sería recompensado con descendencia, dinero, bendiciones efectivas y que su nombre sea una bendición (la gente dirá “qué seas como Abram”), los que lo bendigan serán bendecidos (plural) y el que lo maldiga será maldecido (singular)…
Ahora nos podemos preguntar ¿Quién luego de tantas cosas buenas no haría lo que le pidieran? Esa la prueba, hacer todo LeShem Shamaim, en honor de Hashem, no por la recompensa.
Hashem le ordenó a Abram abandonar su patria. Si uno lee la Perashá anterior, podrá notar que en realidad Abram no era de Jarán, sino que de Ur Kasdim, de donde hacía unos años se había mudado con su padre (ya fallecido), Lot y Sarai. Los Jajamim lo explican de dos formas: que en verdad él era de Jarán (se había mudado a Ur y de allí a Jarán de vuelta) o que esta orden se la había dado mientras aún estaba en Ur Kasdim.
Abram salió con su esposa Sarai, su sobrino Lot y todas las personas a las cuales había hecho hacer Teshuvá. Cuando llegaron a destino, se desató en Eretz Israel una terrible hambruna por lo que decidieron irse a Egipto. Allí se dio cuenta de la belleza de Sarai, quien a pesar de haber soportado todo el viaje seguía hermosa. Otros opinan que de tanto recato que tenía Sarai, nunca le había visto siquiera los tobillos, pero para cruzar un arroyo, probablemente se le levanto muy poco la punta de la pollera, mostrando sus tobillos, los cuales hasta ellos eran preciosos. Una tercera explicación es que él sabía que era hermosa, pero estaba en un nivel tan elevado que para él lo santo era hermoso, veía la belleza interior, la cual es resaltada cuando nos vestimos con recato como lo hacía Sarai. En ese momento se dio cuenta de que Sarai no era sólo linda interior sino que también físicamente porque vio su reflejo en el agua y allí la belleza reflejada es física y no espiritual.
Razonó que como los egipcios eran malvados y no tenían claro qué estaba bien y qué no, podrían secuestrarla y maltarlo a él para quedarse con ella, por lo que la escondió en una caja. Luego, cuando la descubrieron y se la llevaron al palacio de Paró, dijo que era su hermana. Paró al verla, se quería casar con ella, pero cada vez que la tocaba, un ángel lo golpeaba y todos los del palacio se llenaron de ampollas. Finalmente, ella confesó que estaba casada y los obligó a irse con muchos regalos valiosos, incluyendo su hija Hagar. Paró pensó: prefiero que mi hija sea una sirvienta en la casa de un Tzadik como Abram y no una princesa entre Reshaim.
Abram y su compañía volvieron a Eretz Knaan por el mismo camino que a la ida para poder pagar los hospedajes en los cuales había parado. Allí se separó de Lot ya que no alcanzaban los terrenos para el ganado de ambos y por las peleas entre sus empleados: los de Abram decían que sólo se podía pastar en campos públicos y en los otros había que cubrir las bocas de los animales con bozales, mientras que los de Lot no lo veían necesario. Lot se fue a vivir a Sedom cuyos habitantes son muy malvados pero los campos eran fértiles.
Hubo una guerra entre cuatro reyes (entre los cuales estaba Amrafel (Nimrod)) y otros cinco reyes, la cual ganó la minoría, demostrando su fortaleza. Entre los cautivos estaba Lot, por lo tanto, Abram con su sirviente Eliezer solos fueron a rescatarlo y lo lograron ya que cuando tiraban tierra, se convertía en flechas. En el Pasuk dice que Abram fue con 318 hombres, pero nuestros Jajamim interpretan que era solo Eliezer, cuya Guematria es 318.
En recompensa de haber sido salvado, el rey de Sedom le dijo que le entregue a los cautivos y que se quedara con toda la riqueza, pero Abram no aceptó siquiera un hilo o cordón de zapato ya que Hashem es el que da la Parnasá (sustento) y así no diría el rey de Sedom “yo enriquecí a Abram y no su D”s.”
Abram temía que se le hubieran acabado los méritos luego de tantos milagros, pero Hashem lo consoló diciéndole que todo había sido hecho por Su nombre y Abram tendría su merecida recompensa en el Olam HaBá. Lo que pidió fue descendencia.
Hashem le prometió a Abram que sus hijos tendrían Eretz Knaan, en el futuro Israel, a lo cual Abram preguntó cómo sabría él que sería así, cómo sabría que la merecerían sus descendientes a pesar de sus pecados. Le pidió que tomara tres becerros y tres cabritos (que representaban a los reyes no judíos), tres ciervos y una tórtola (reyes persas y griegos) y un palomino (judíos). Con todos haría Korbanot y luego los cortaría en partes, a todos menos al palomino el cual pasaría volando entre ellas, significando que los Iehudim vencerían a todos los demás pueblos. Este suceso se lo conoce como Berit ben HaBetarim (pacto entre las partes).
Luego, Abram soñó con la esclavitud de los judíos en Egipto y su redención, y asimismo los distintos exilios (Babilonia, Media/Persia, Grecia y Roma). Hashem le dio para elegir entre el castigo de los exilios o el Gueinam, infierno; obviamente eligió la primera opción.
Ya había pasado diez años y Sarai no había tenido ningún hijo, por lo que decidió darle a Abram como esposa a su sirvienta Hagar, quien quedó embarazada al poco tiempo. Por ello, alegó que Sarai no era la Tzadeket que aparentaba ser porque era estéril (no merecía tener hijos) y ella rápidamente había sido bendecida. Sarai se enojó con su marido por dos cosas: por no hacer nada luego de ver que Hagar la avergonzaba; y porque rezó a Hashem que le dé hijos (a él, pero no a ambos). Abram le respondió que haga con Hagar lo que quiera.
Sarai le echó su mal de ojo y Hagar perdió el bebé. Hagar se escapó al desierto, pero Hashem mandó ángeles para traerla de vuelta y prometerle que tendría un hijo llamado Ishmael, que significa “Hashem escuchó tu sufrimiento.”
A la edad de 99 años, Hashem le ordenó que fuera íntegro, tamim, que consistía en cumplir Sus órdenes y hacerse el Berit Milá. Hashem les cambió los nombres él y a Sarai:
·     Abram a Abraham: Dejarás de ser padre de Aram (Ab Aram) y serás el padre de muchas naciones (se le agregó la Hei de Hamón, multitud).
·     Sarai a Sará: Sarai significa mi princesa/ministra, ahora, sacándole la Iud, significará princesa/ministra de todo el mundo.
·     La Iud (según la guematria, 10) de Sarai pasó a ser una Hei (5) para el final de su nombre y otra para Abraham.
Hashem le ordenó que cada varón a los ocho días de vida judío o de posesión de un judío (esclavo) se le deba hacer el Berit Milá. En mérito de cumplir esta Mitzvá Hashem lo recompensó con un hijo, Itzjak.

Abraham se hizo el Brit Milá a plena luz del día, sin importarle las burlas de los Goim o de los burlones. Ishmael se lo hizo a los 13 años.

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