Rivká por fin, luego de muchos
años, estaba embarazada. Estaban muy felices, pero ella sentía grandes dolores.
Por ello, fue a visitar al profeta de Hashem, Shem el hijo de Noaj. Este le
dijo que tendría mellizos, que se peleaban dentro de ella, ya que el mayor
(Esav) luego serviría al menor (Yaakov), y no quería. Además, allí los bebés
hicieron el trato que Yaakov se quedaría con todo lo espiritual y Esav, con lo
material. Cuando estaba Cuando nacieron, Esav era peludo y rojo.
Cuando crecen, Itzjak los manda a
estudiar a la Ieshivá. Mientras Yaakov disfrutaba, Esav contradecía todo lo que
le decían, se escapaba a cazar, simulaba cumplir Mitzvot pero, realmente, no
hacía nada. Lo que podemos aprender de él es como honraba a su padre: siempre
le daba los mejores cortes de carne, en persona, vestido con sus mejores ropas
y no hacía averot frente a él.
Un día, cuando tenían 15 años, Esav
había vuelto de cazar con mucho hambre. Mientras, Yaakov cocinaba lentejas, ya
que estaban de duelo por la muerte de Abraham. Esav, al ver la comida, le exige
a su hermano que se la dé. Yaakov le pide a cambio su primogenitura y Esav
acepta.
Como había hambruna, Itzjak quería
ir a Egipto como su padre, pero Hashem no lo dejó, porque estaba en un nivel
muy elevado para ir a un lugar tan impuro como Egipto. Por ello fueron a la
tierra de los Pelishtim. Itzjak fingió, como había hecho su padre, que Rivká
era su hermana, para que no lo maten si se querían casar con ella. Avimelej, el
rey, los descubrió, pero no les hizo nada, porque ya conocía la historia de Sará
con el rey anterior, es más, los protegió. Itzjak se enriqueció mucho, los
sirvientes del rey lo celaron y para que no haya problemas, Avimelej les pidió
si se podían ir.
Mientras se estaban yendo, Itzjak
pidió a sus sirvientes que caven un pozo, para ver si había agua y así era. Los
Pelishtim decían que era suyo, pero cuando se lo apropiaron, se secó. Cuando le fue devuelto a Itzjak, volvió a
salir agua. Este pozo fue llamado Eisek (lucha), ya que lucharon por él.
Itzjak pide que le caven otro pozo
más, del cual sale agua y se repite lo mismo que con el anterior (se lo sacan y
devuelven). A este lo llamaron Sitna (disturbio) ya que lo molestaron.
Cavan otro más, pero no se repite
lo que paso con los anteriores. A este lo llamo Rejovot (alivio), ya que por
fin lo dejaron de molestar.
Estos tres pozos representaban los tres
Batei HaMikdash: los primeros dos fueron destruidos, pero el tercero, cuando
llegue el Mashiaj (en nuestros días, Amén), nunca será destruído.
Había llegado el momento en el cual
Itzjak quería bendecir a Esav, el primogénito (no se había enterado del trato
hecho). Por ello, le pidió que vaya a cazar algo para comer. Al escuchar esto,
Rivká, le dijo a Yaakov que se haga pasar por su hermano, vistiendo pieles
(para parecer peludo como su hermano). Igualmente, Itzjak no lo vería, ya que
era ciego.
Al entrar a la habitación de su
padre, Yaakov lo saluda cortésmente, no como lo haría su hermano. Itzjak igual,
al tocarlo, creyó que era Esav. ¿Cómo no se dio cuenta? Esav sabía que Yaakov
se haría pasar por él, y seguramente, también hablaría como él. Por
consiguiente, le dijo a su padre que se comportaría como Yaakov. Pero los
pensamientos de Esav eran erróneos, Yaakov no se atrevería a hablarle a su
padre descortésmente.
Itzjak lo bendice, diciéndole que
sus campos den muchos frutos, que todas las naciones lo sirvan y que el que lo
maldiga, que sea maldecido y los que lo bendigan, sean bendecidos.
Al entrar Esav a lo de su padre, se
da cuenta de que alguien ya había recibido la bendición. Estaba seguro de que
había sido su hermano y estaba muy enojado con él. Igualmente, Itzjak lo
bendice, diciéndole que vencerá a todos, menos a su hermano mientras se
comporte como dice la Torá.
Rivká le aconseja a Yaakov que se
escape a Jarán, a lo de su hermano Laván, hasta que se calme el odio y enojo de
Esav y que se busque una esposa de su familia.
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