Yaakov se estaba escapando a Jarán. En el camino estudió día
y noche sin dormir por 14 años en la Ieshiva de Shem y Ever. Después de haber
salido, pasó por Har HaMoriá (donde se hizo Akedat Itzjak), pero se dio cuenta
de que no había parado y volvió. En recompensa, Hashem le acortó el camino. Hizo Tefilá y se quedo dormido sobre 12
piedras. Soñó que ángeles subían y bajaban escaleras del cielo. Cuando se
levantó, todas las piedras se habían unido en una sola ya que peleaban por
sobre quién apoyaría la cabeza Yaakov.
Cuando llego a Jarán se encontró con Rajel, la hija de Laván,
el hermano de Rivká. Se saludaron y después de un tiempo de conocerse, le pidió
el matrimonio. Ella sabía que su padre era un mentiroso y que le daría a su
hermana Lea, así le dio a Yaakov unas señales para que sepa si era ella. Estas
eran las tres Mitzvot especiales de la mujer: Hadlakat Neirot (velas), Jalá y
Nidá (pureza familiar).
Yaakov arregló con Laván que trabajaría para él 7 años por Rajel. El día de la boda llegó y Laván le dio a Lea
en vez de a Rajel. Rajel le había dicho las señales a su hermana para que no pase
vergüenza. Yaakov habló con Laván y le dijo que trabaje 7 años más por Rajel
(pero que se case a la semana siguiente) y que le había dado a Lea primero ya
que era la mayor.
Con Lea tuvo 6 hijos y una hija (Reubén, Shimón, Leví, Iehudá,
Isajar, Zevulún y Diná) y con Rajel 2
(Iosef y Biniamín). También se caso con las sirvientas de ambas (Bilhá y Zilpá)
y tuvo 2 hijos con cada una (Dan y Naftalí y Asher y Gad).
Se escaparon y Rajel se llevó las cosas idólatras de su padre
para que no las use. Laván se dio cuenta y los siguió. Tuvo un sueño que le decía
que no le haga nada a Yaakov y así lo hizo. Les pregunto si las tenían y le
respondieron que no. Igualmente, él las busco. A Yaakov le molesto que haya
desconfiado de él aunque le sirvió muy
fielmente por 20 años (7 por Lea, 7 por Rajel y 6 más para poder quedarse en su
casa), así que dijo que el que lo haya hecho, no esté en este mundo (que muera)
y así le pasó a Rajel, falleció al nacer Biniamín. Por eso nos tenemos que
cuidar con nuestra habla.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario