Aun después de la muerte de Iosef, sus hermanos y parientes seguían
viviendo en Egipto.
¿Por qué no salían del país? Todo esto eran los planes de Hashem,
así podía cumplir su promesa hecha a Abraham Avinu: “tus descendientes serán
extraños en una tierra, serán esclavos y sufrirán.”
También hay
otras razones. Para probar si…
·
Si seguirían siendo
tzadikim
·
Si se casaban entre
ellos (no con egipcios)
·
Si seguirían
hablando Hebreo
Los
primeros pesukim de la perashá repiten los nombres de los hijos de Yaakov para
demostrar el amor de Hashem hacia nosotros: tanto como uno cuenta las piedras
preciosas una y otra vez, así Hashem nos nombra. Además, porque ninguno se fue
del camino correcto, en cambio sus descendientes no fueron tan justos como
ellos.
Luego de
decir que bajaron 70 personas a Mitzraim, dice “y Iosef estaba en Mitzraim”
para mostrar que seguía siendo igual de Tzadik que cuando cuidaba los rebaños
del padre, por más que era virrey.
Iosef les
había ordenado que se quedaran en Goshen para que no se mezclen con los
habitantes del país pero no lo cumplieron. Como consecuencia, empezaron a hacer
idolatría.
En un
principio, eran solo 70 Iehudim, pero con el paso de muy poco tiempo, se
convirtieron en millones. Esto se debe a que Hashem los había bendecido y una
madre tenía ¡6 hijos a la vez!
En Egipto,
se levantó un nuevo rey, algunos dicen que era realmente otro y otros dicen que
era el mismo pero había renovado los decretos malos contra Benei Israel. Se reúnen
los egipcios y discuten qué hacer con los muchos y fuertes judíos. Dicen que
tienen que ser más inteligentes que ellos: sabían que Hashem castiga medida por
medida, así que los castigarían con agua ya que después del diluvio, Hashem
prometió no volver a mandarlo. Lo que no sabían es que esta promesa sólo está
referida a un diluvio para todo el mundo, no para una zona.
Se les ocurrió
que podrían hacerlos esclavos, así los padres estarían muy cansados y tendrían
pocos hijos. Tendrían que construirles, por ejemplo, ciudades fortificadas,
Pitóm y Ramsés.
Pero, ¿Cómo
lo harían?
Al principio,
se les pagaba por hacerlo, Paró mismo trabajaba para estimularlos. Así, todos
los Iehudim, menos la tribu de Levi (quienes trabajaban en las casas de estudio.
De a poco, les iban pagando menos, hasta tal punto que se convirtieron en
esclavos. Esto lo vemos insinuado cuando dice que el trabajo de los Iehudim era
Parej (que destruía el cuerpo), que se podría leer Pe Raj (boca suave,
cautivadora).
Esto no era
sólo el plan, también consistía en designar judíos
que cuidaban que sus hermanos trabajen duro, si no lo hacían, les debían pegar
y si ellos mismos no cumplían con su deber (los policías), serían castigados
por los Egipcios. Estos no querían lastimar injustamente a sus familiares, así
que recibían el castigo ellos. En recompensa, cuando salieron de Egipto, los
que no maltrataron a sus hermanos, fueron designados ancianos del pueblo.
El plan
para diminuir el numero no funciono, es mas todo lo contrario. Cada vez les
aumentaban los castigos, sin ver frutos:
·
Un egipcio podía
tomar de esclavo a cualquier Iehudí.
·
Ellos mismos tenían
que hacer los ladrillos
·
Secretamente, harían
matar a todos los bebes varones recién nacidos.
Paró ordena
a las parteras matar a cada bebe judío varón cuando nazca. Estas eran Shifrá y
Puá. Ellas no cumplieron el pedido, además, cuando nacían, hacían honor a sus
nombres: Shifrá: La que embellece. Puá: Les cantaba para que
paren de llorar. Incluso les daban comida y bebida a las madres y las ayudaban.
Cuando el
faraón se dio cuenta, las mando a llamar y ellas le dijeron que las madres judías
tenían a los bebes sin la ayuda de nadie como animales. También se podría
interpretar su respuesta diciendo que eran tan expertas en tener hijos que no
se las podía engañar diciendo que el bebé nació muerto. Por hacer esto fueron
recompensadas con las casas (descendencia) de leviim, cohanim y reyes.
Se le
ocurre otro malévolo plan a raíz del pronóstico de los astrónomos que decía que
el salvador del pueblo judío estaba por nacer: tirar al río a cada bebé varón,
tanto Iehudí como Mitzrí, ya que los astrónomos no distinguían de qué pueblo
era (quizá veían que viviría en el palacio de Paró y no entendían por qué un
judío estaría allí). Igualmente el decreto contra los mitzrim duró un solo día.
Para
comprobar que las madres no lo escondían, hizo mudar egipcios entre cada casa judía,
así los podían espiar y llamar a los mensajeros egipcios a que los arrojen. Las
egipcias también ayudaron: cuando no encontraban al bebe, llevaban a sus
propios hijos, los hacían llorar y el bebe buscado, hacía lo mismo.
Hashem no permitió
que sean muertos, y explica el Midrash que los conducía a una cueva y Él mismo
los alimentaba. Al crecer, se reencontraban con sus padres. Otra explicación es
que hacia que respiren abajo del agua, cuando se anuló el decreto, todos
salieron vivos.
Amram y
Iojebed (Shifrá), dos leviim, tenían dos hijos, Miriam (Puá), de seis años, y
Aarón, de tres. Deciden separarse ya que para qué tendrían hijos si los
matarían y el pueblo los copia por ser líderes de la comunidad. A esta acción
Miriam responde que era peor que el decreto de Paró: el de Paró sólo incluía a
varones, en cambio el suyo también a nenas. Finalmente, se vuelven a casar.
Tienen otro
hijo más (Moshé). Su nacimiento fue extraordinario: nació con el Brit Milá
hecho, la madre vio con profecía que en el futuro sería profeta y todo el
cuarto se ilumino. Lo pudieron esconder durante 3 meses ya que había nacido
antes de tiempo, pero llego un momento que se dieron cuenta de que no podía
seguir con su plan. Para salvarlo se les ocurrió que lo pondrían en una canasta
rellena y cubierta de brea y arcilla.
Su hermana lo
siguió para ver como estaba su hermanito. Tras varios minutos de no ser visto,
llego a una orilla donde estaba Batia, la hija de Paró. Se estaba por bañar ya
que tenía lepra. Cuando se sumergió, se curó. Le pidió a sus doncellas que le
alcanzasen la canasta, pero estas se negaron. Batia estiró su brazo para
alcanzarla, algo imposible ya que estaba muy lejos. Hashem por su esfuerzo, le
estiró el brazo hasta que la agarró. De esto se trata la frase “hagan un
agujero del tamaño de una aguja y yo les abriré puertas de salones”. Ella
lo llamó Moshé ya que de las aguas lo sacaron.
Al ser
visto, bebé se largó a llorar y Batia llamo a una egipcia para que le de de
tomar leche, pero Moshé se negó ¿cómo la boca que hablaría con Hashem tomaría
leche de alguien impuro? Al ver esto, Miriam, le pregunto si quería que le
traiga a una judía (Iojebed) y ella acepto gustosa, hasta le pagó. Así, Iojebed
pudo estar 4 años con su hijo, contándole sobre sus raíces.
Batia y su
padre se encariñaron de Moshé y jugaban con él como si fuera su hijo y nieto
propio. Moshé sufría al ver a sus hermanos trabajar tan duro y con el pretexto
de supervisarlos, los ayudaba.
Un día
había una un egipcio le estaba pegando a un Iehudí. Moshe al ver esto, mató al
egipcio diciendo el sagrado nombre de Hashem. Otro día, vio a dos judíos
peleando, llamados Datán y Aviram, dos reshaim (malvados). Intervino y ellos,
enojados, le contaron lo sucedido con el egipcio el otro día. Paró se
encolerizó y lo mandó a matar. Cuando lo iban a hacer, el cuello de Moshe se
hizo de piedra. Después, pudo escapar.
Se escapó a
Midian, donde un día vio a siete hermanas intentando beber de un pozo de agua, pero
no lo podían hacer porque unos pastores las molestaban y las ayudó. Ellas
volvieron a su casa y su papá, Itró, se sorprendió al verlas tan temprano ya
que los hombres siempre se les adelantaban. Le explicaron que un hombre las
había ayudado. Lo invitaron a comer y al darse cuenta la causa de su estadía en
Midian, lo tiraron a un pozo. Allí permaneció por 10 años con la ayuda de
Tzipora, una de las hijas, que le daba comida todos los días. Después de que se
haya liberado, se casó con ella.
Trabajaba
de pastor en la casa de Itró. Un día, estaba pastoreando su ovejas y vio un
arbusto lleno de fuego, pero milagrosamente, no se consumía. Cuando se siguió
acercando, Hashem le dijo que se descalce ya que esa era una tierra santa (el
Har Sinai, donde serian entregadas las tablas). Los zapatos representan lo
material, así que realmente Hashem quería se desprenda de ello.
Hashem le
ordenó a Moshe que vaya a hablar con Paró para que deje salir a los Iehudim de
Egipto, y Él lo ayudaría. Para que le crean, le dio tres señales:
·
Tiró su bastón al
suelo y se convirtió en serpiente, al agarrarla, volvió a su estado anterior.
·
Puso su mano debajo
de su túnica y la sacó leprosa, al volverla a poner, estaba normal.
·
Agarró un poco de
agua del Rio Nilo y se convirtió en sangre.
Fue con su
hermano Aarón, ya que él era tartamudo. Cuando se encontraron, se saludaron,
pero lo reprocho diciendo: “¿para qué traer más personas a sufrir, acaso hay
pocas?”. Al escuchar esto, Moshe, los mando a la casa de su suegro. Al hablar
con Paró, él se negó, es más, les endureció el trabajo.
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