Con el permiso de los rabanim, de mi abuela, madre, esposa, tías y todos los presentes.
Qué decir de mi abuelo, por dónde empezar, cada uno de
ustedes sabe algo o mucho de él, con sólo esa parte sería suficiente para ser
un grande de am Israel.
Tuve el privilegio de pasar muchas horas con mi abuelo
desde muy chico y ser testigo de muchos de sus actos de bien, en su casa, en la
cancha, de vacaciones, en el knis y por supuesto en el trabajo.
La primer imagen que tengo de mi abuelo es poniéndose el
tefilín, nunca lo dejo de hacer, hasta la última internación pidió que se lo
llevemos.
Quizás una de sus mayores virtudes fue la tzedaká y el
amor al prójimo. Sabemos que esta mitzvá tiene niveles y los abarcó a todos.
Primero con la familia, ante cualquier necesidad él ayudaba antes de que le
pidan, por ejemplo mandaba plata y comida a una hermana internada durante años
dos veces por semana y la visitaba siempre que podía para cumplir con bikur
jolim, visitar a los enfermos, todos los meses le mandaba a una sobrina enferma,
que tenga refuá shlemá, plata para sus necesidades, a otros familiares, un
nivel más arriba les dio trabajo, a otro le salvó el negocio. Después de la
familia viene su comunidad, siempre tuvo la mano abierta hacia nuestro knis,
sea para casar una novia, para una obra o para lo que precise el rab. Después
viene su ciudad, a la que amaba y por la que luchó sin cesar y trataré de extenderme
un poco más adelante.
Ya en el nivel más alto que es dar sin saber a quién
ni el que recibe saber de quién viene colaboraba con la fundación tzedaká,
donde nos hacia depositar sin que nos llamen a pedir. Cuando hicimos un deposito
hace poco y le conté me dijo, todo lo que sea tzedaká está bien.
Ve shinantam le baneja, le trasmitirás a tus hijos,
logró transmitirnos su amor a las buenas acciones con su ejemplo y la emoción
que le ponía a las cosas que hacía.
Vivió haciendo Kidush HaShem, donde iba mantenía su
judaísmo, siempre le preparaban ensalada para sus comidas
Participó de todo y llegó a ocupar cargos altísimos,
no para figurar sino para ayudar y por amor al prójimo. Seguro me olvido de
algo
Estuvo en la cooperadora de la escuela 17, fue
presidente del club de leones, del instituto del ciego, formó parte del consejo
de administración del hospital Evita, aparte de las obras que ayudó a hacer en
ese lugar, consiguió que atiendan a gente, que operen a otras y estoy seguro
que ayudo a salvar varias vidas apurando turnos y saliendo a cualquier hora de
la madrugada cuando esto lo ameritaba.
Fue asesor personal del intendente y sólo buscaba
cosas para la gente, nunca nada para él.
Fue tesorero de la construcción de la departamental de
Lanús para que haya más seguridad en la zona.
Fue presidente de la av 25 de mayo, la que trasformó
en un centro comercial moderno, miembro del centro comercial y delegado ante CAME.
Todo esto sin descuidar a su familia y sin jamás
recibir un peso a cambio, nunca acepto sueldos ni viáticos.
Cantidad de gente pasaba por el local para agradecerle
favores que le había hecho, recuerdo un muchacho que había chocado con la moto
y él lo acompaño y lo cuido hasta que llegaran los familiares, aunque no lo
conocía, otro que le consiguió la residencia para que termine su carrera de
médico y así casi todos los días.
Una de las preguntas que hacen al llegar al Shamaim es
si comercio con honestidad, tener un negocio durante más de 50 años en el mismo
lugar con proveedores y clientes desde que empezó seguro fueron testigos a su
favor.
Respeto a los padres, nunca los olvidó, salió a
trabajar desde muy chico para ayudar a su madre viuda, nunca dejó de decir
kadish por su padre.
Elegirás la vida, se repuso de varias enfermedades y
operaciones y siempre salió con más fuerzas, tenía muchas ganas de vivir, hace
unas semanas me pidió que averigüe si podía hacerse un trasplante.
Mucha gente le
decía profesor y eso era, nos enseño todo, un amigo le decía maestro de los
maestros, estuvo en tantas instituciones que él mismo se convirtió en una.
Shem tob, un buen nombre, su negocio y la marca llevan
su apellido, es un desafío seguir con su obra, pero estoy seguro que desde su
nuevo lugar nos va a guiar y ayudar, quizás nunca lleguemos a ser como él pero vamos
a tratar.
Gracias por todo, por haber sido mi abuelo, mi segundo
padre, mi jefe, socio, mentor, maestro y amigo. Y desde ahora mi guía desde el
Shamaim.
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