PARASHÁ MISHPATIM
¿La Torá es machista?
Mucha gente piensa que la Torá es machista por varias razones. Por ejemplo, cuando se ve gente religiosa caminando por la calle, las mujeres siempre van caminando detrás de los hombres, dando una imagen de que son menos importantes. También hay algunos que no entienden por qué el hombre dice la bendición en la mañana en la que agradece a Hashem que no lo hizo mujer.
Como estos casos hay muchos otros más que la gente, ya sea por ignorancia o por otra razón, piensa y también dice que el judaísmo es una religión machista.
Cuando caminan varios hombres y las mujeres van atrás es justamente para darle a la mujer el respeto que se merece, y no hacerla caminar adelante haciendo que otros hombres la vean de atrás.
También así como el hombre agradece a Hashem que no lo hizo mujer, porque el hombre tiene la obligación de estudiar Torá, cosa que es un placer, y la mujer no tiene esa obligación. Por otro lado la mujer agradece a Hashem todas las mañanas que la hizo según Su voluntad, ya que la mujer ayudando al hombre a estudiar Torá y a formar una familia, está cumpliendo con la voluntad de Hashem.
En esta parashá dice la Torá que el hombre tiene la obligación de darle a la mujer sustento, vestimenta y relaciones conyugales (21,10). Según el Rambam (leyes de ISHUT, cap.12) son tres cosas que el hombre está obligado por la Torá, y más allá de esas tres, el hombre tiene otras siete obligaciones que le impusieron los Sabios como ser comprometerse con una suma de dinero si la divorcia, curarla si se enferma, rescatarla si la toman cautiva y otras más.
También es una mitzvá de la Torá alegrar a la mujer el primer año de matrimonio especialmente, y después seguro que también.
El Rambam dice:” Honrar a la mujer más que a uno mismo, si tiene mucha plata que la use para ella (Rambam, Hal.Ishut cap.15 H.19)
Lo que dice el Rambam no es un consejo sino que es halajá (ley).
La guemará en Baba Metzia (59a) cuenta que Rav dijo: “que la persona tenga mucho cuidado de no hacer sufrir a su mujer, ya que ella llora con mucha facilidad, las lágrimas llegan al Cielo, y luego él va a tener que pagar por eso”. Más adelante está escrito: “Honren a sus mujeres, para así enriquecerse”.
Cuando Sará le vino a decir a Abraham Avinu que saque a su hijo Ishmael de la casa ya que era mala influencia para Itzjak, Abraham no quería hacerlo, entonces Hashem le dijo que escuche a Sará que tenía razón.
Como esos ejemplos hay muchísimos más en la Torá donde vemos que la mujer tiene un lugar más que importante, o mejor dicho, un lugar fundamental y único en el judaísmo.
Es sabida la historia del Rav Levin de Yerushaláim, un tzadik muy grande de la generación anterior que cuando llevó a su mujer a la cual le dolía mucho la pierna entraron al consultorio del doctor y el Rav le dijo: “doctor, nos duele mucho la pierna”.
El Rav Scheinberg, un tzadik que estuvo con el Jafetz Jaim y que falleció hace poco a la edad de casi 102 años, estuvo casado 80 años con su esposa. Yo tuve el mérito de conocer a los dos, y también ver en la casa de ellos el acta de casamiento. Unos años antes de que su esposa falleciera, ella ya no podía comer y solo la alimentaban por medio de tubos.
El Rav a pesar de ser uno de los más grandes tzadikim de nuestra generación, cada vez que iba a una fiesta como ser casamiento, brit milá, etc, siempre agarraba una porción de torta o algo parecido para llevarle a la rabanit. Al final cuando la rabanit ya no podía comer el Rav seguía haciendo lo mismo. Una vez un alumno que estaba con el Rav se sorprendió por eso y le pregunto: “Rav, perdón por la pregunta, pero ¿para qué le lleva algo a la rabanit si ella ya no puede comer?”. El Rav le contestó: “Yo tengo la obligación de honrar y respetar a mi esposa, y a pesar de que ella no puede comer, yo estoy interesado en demostrarle que estuve en un brit y pensé en ella, y eso no tengo dudas que la va a hacer feliz, por eso es que le llevo esta porción de torta”.
Yo personalmente hace 9 años fui del Rav Jaim Kanievsky y le pedí si podíamos con mi esposa ir a pasar un Shabat a su casa. El Rav me miró fijo y me dijo: “Yo no soy el dueño de la casa, tienes que hablar con la Rabanit”. Dicho sea de paso, cuando le pregunté a la Rabanit, con una alegría muy grande me dijo que podíamos ir a comer a su casa. Así fue que tuvimos el mérito de comer el viernes a la noche con ellos, y a pesar de ser ángeles, se comportaron de una manera muy pero muy sencilla.
También el Staipler, el padre del Rav Jaim Kanievsky, el cual era capaz de estudiar 36 horas seguidas, cada segundo del Staipler no tenía precio, así y todo una vez lo vieron en mitad de la noche lavando los platos de la cocina, y cuando le preguntaron por qué, dijo que seguro que cuando su mujer se levante y vea que está todo limpio, iba a tener una alegría muy grande.
Como estos ejemplos hay miles y miles ya sea en la Torá como en el día a día de nuestros Sabios, en los que se demuestra que la Torá no es machista en absoluto, sino todo lo contrario, le da a la mujer un lugar único e indispensable en el judaísmo, dándole todo el valor y el respeto que se merece.
En el mundo hoy en día, la mujer se exhibe como un objeto más de venta, se la rebaja hasta tal punto que muchas perdieron la vergüenza y el recato, algo natural y esencial en la mujer, el físico muchas veces es lo único que importa, y para mostrarlo no hay límites.
La Torá nos enseña absolutamente todo lo que necesitamos para vivir una excelente vida, nos enseña cómo ser papá, mamá, hijo, esposo y entre muchas otras cosas, nos enseña como respetar a la mujer.
Como siempre si seguimos los consejos del Dueño del mundo, nuestra casa siempre va a brillar de alegría, y la presencia Divina siempre va a estar con nosotros, siempre y cuando le demos a la mujer el lugar tan importante que tiene.
SHABAT SHALOM
ABRAHAM LEIB BERENSTEIN
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