sábado, 28 de junio de 2014

Perashat Balak

Los Iehudim estaban pasando por Moav, a cuyos integrantes pidieron que los dejaran pasar, pero se negaron. Al escuchar que acababan de vencer a Sijón y Og (gigantes), se aterraron, ya que sabían que ellos no les ganaban a través de su fuerza a sus enemigos, con solo hacer tefilá y decir el nombre de Hashem, salían victoriosos. Pensaron que la única manera de dominarlos, era a través de hechiceros. Uno de ellos era Bilam, conocido por que se cumplan todas sus maldiciones e interpretar sueños. Practicaba magia negra, algo prohibido totalmente, ya que se usan los poderes de la impureza. Además, era profeta de Hashem a pesar de ser Goi para que no digan los pueblos que su hubieran tenido un Nabí entre ellos, hubieran aceptado a Hashem.
Balak, el rey de Moav, envió mensajeros a Bilam con dinero para convencerlo que maldiga a los Iehudim. Bilam les dijo que le preguntaría a Hashem y (obviamente) no lo dejó. Se lo comunicó a los mensajeros, pero volvieron con más riquezas.
Bilam insistió a Hashem y lo dejó ir, pero con la condición de que no maldijera a los Iehudim. En el camino, de repente, su asna se desvió. Bilam la golpeó, y siguió caminando. Luego, el animal se volvió a detener y llevó a su amo hacia unas piedras que hicieron que Bilam quedara rengo y lo volvió a golpear.
Dicen nuestros jajamim que estas piedras eran el monumento que Laván (antepasado de Bilam) y Yaakov habían erigido cuando hicieron un pacto de paz (Galed). Se chocó justo con ellas para recordarle del tratado y que no continúe.
Siguió camino, pero de pronto se detuvo. Bilam le pegó y este empezó a hablar como un humano. Le dijo:- Bilam, ¿no sabes que por los Iehudim se creó el mundo? ¿Para qué me pegas?
Bilam estaba tan enfocado en su objetivo, que ni le llamó la atención que un animal hablara. Lo que había hecho que la asna no siguiera las órdenes de Bilam fue que un ángel con una espada se puso delante de él. Hashem abrió los ojos de Bilam y vio al ángel. Se asustó y confesó haber pecado, pero no de corazón.

Balak y Bilam se prepararon para maldecir a los Iehudim. Bilam sabía que cada día Hashem por un mínimo instante está enojado con nosotros, así que espero hasta que sucediera. Pero no paso, Hashem contuvo su ira a nuestro favor. Al empezar a hablar, Bilam no pudo maldecir, sino que bendijo. 

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