miércoles, 24 de diciembre de 2014

Perashat Vaigash

Biniamín estaba encarcelado por haber “robado” la copa de Iosef. Iehuda insistía en ir él a la cárcel en lugar de su hermano menor, pero Iosef se negaba. Intentó convencerlo de tres maneras: rezar a Hashem, hablarle a Iosef amablemente y hasta amenazar con una guerra (con estas tres tácticas también Yaakov se había comportado con Esav en Perashat Vaishlaj). Ante esto último, Iosef junto a su hijo Menashé respondieron mostrando su fuerza, particular de los hijos de Yaakov. Iehudá estaba desesperado: había prometido a su padre que si no volvía con Biniamín, perdería la vida en este mundo y en el venidero. Llegó al punto de querer destruir todo el país, pero Iosef no lo permitió; primero echó a todos los egipcios (para no hacer pasar vergüenza a sus hermanos) y les confesó su verdadera identidad.
Al escuchar esto, los hermanos temieron de que Iosef tomara venganza, pero no fue así, sino que les habló amablemente y les ofreció quedarse en Goshen (ciudad que Paró había regalado a Sará cuando la raptó, y además alejada de los goim, para que no se asimilaran), una ciudad de Egipto, ya que la hambruna del sueño de Paró no había terminado. También mandó a llamar a su padre, y para que le crea que seguía vivo, le mandó a decir la última halajá que habían estudiado juntos.
Yaakov ya era anciano y si le decían de golpe que Iosef vivía, podía causarle daño, por lo que decidieron que Seraj la hija de Asher le cantara y tocara el arpa diciendo: “mi tío Iosef vive y es rey en Egipto”. Al escucharla, Yaakov se reanimó, dejó de estar de duelo, el ruaj haKodesh (inspiración divina) le volvió y la bendijo con que nunca moriría. Así fue, subió al Gan Eden en vida.

Antes de bajar a Egipto, fueron a Beer Sheva, al igual que Itzjak, para ver si Hashem quería que vayan. Al contrario que su padre, Hashem le ordenó ir y le prometió que volverían a Israel. Primero fue Iehudá para hacer casas de estudio y todo lo necesario para una vida según la Torá. Cuando los vio venir, Iosef y todos los egipcios fueron a recibirlos. Yaakov bendijo a Paró diciéndole que la hambruna terminaría.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario