miércoles, 2 de septiembre de 2015

Perashat Ki Tabó

Hay una gran Mitzvá en Eretz Israel, en época del Beit HaMikdash, llamada Bikurim: cuando había un fruto maduro de cada uno de los de siete de Israel (higos, uvas, trigo, cebada, dátil, aceituna y granada), había que llevarlos al Bet HaMikdash, de ser posible en grupos, en una canasta bella y al frente un buey cuyos cuernos estaban bañados en oro con un collar de olivo  (el cual sería utilizado para hacer un Korbán). Para distinguir cuál creció primero, se le ataba una cuerda roja a este y si maduraban varios frutos al mismo tiempo, alcanzaba con llevar uno solo. Podían ser llevados entre Shabuot y Janucá, todos los años menos el de Shemitá. Cuando ya estaban en el Beit HaMikdash, junto a un Cohén, se agitaba la canasta en todas las direcciones y se leía Perashat Bikurim.
Los Jajamim dicen que el mundo fue creado en mérito de la Mitzvá de Bikurim. Explican que es normal que el hombre entienda que hubo un Creador (emuná), pero lo que es más difícil de interiorizar es que Éste Creador controla cada paso y paso nuestro en la vida y que somos simplemente títeres de su obra de teatro (bitajón). No nos damos cuenta de que Hashem fue el que hizo que crecieran nuestras plantaciones/empresas, es más, alegamos que fue fruto de nuestro arduo trabajo. Al cumplir la Mitzvá de Bikurim estamos diciendo que todo lo que producimos no lo hicimos por esfuerzo propio solamente, sino que por la mano de Hashem.
Debían declarar “un arameo (Laván) intentó destruir a mi ancestro (Yaakov) y luego bajó a Egipto con su familia”. ¿Cuál es la relación entre la primera y la segunda parte del Pasuk? Laván hizo que Iosef (hijo de Rajel) no fuera el primogénito de Yaakov, sino Reuvén (hijo de Lea) al darle a Lea en vez de Rajel. Yaakov le dio una túnica especial a Iosef. Si hubiera sido el primogénito, sus hermanos no lo hubieran celado tanto por ello porque es común que el mayor reciba más. Como lo odiaban, lo vendieron. Esto llevó a que bajaran a Egipto y se quedaran allí porque Iosef les dio comida y hospedaje.
Decían también ועתה הינה הבאתי veatá, hine eveti (ahora, he aquí que traigo). De aquí aprendemos las bases de cómo dar tzedaká de forma correcta:
·       Veatá: ahora. Hay que hacer la Mitzvá con rapidez y agilidad (zerizut).
·       Hiné: he aquí. Explican los jajamim que cada vez que figura “hiné”, se habla de algo alegre. Así que debemos estar contentos al cumplir la Mitzvá.
·       Eveti: traje. No dice “doy”, sino “traje”, insinuando que no es nuestro; es de Hashem, quien nos encomendó darlo a otros. Somos simples emisarios y por eso, no debemos enorgullecernos de dar mucha tzedaká. Lo que sí es nuestro es la forma en la cual llevamos la tzedaká (con agilidad, alegría y humildad).
Hashem le ordenó a Moshé que sobre doce piedras grabara la Torá/mandamientos y las erigiera en los llanos de Moav.
También, que el día que entraran a Israel, se colocarían en Har (Montaña) Gerizim y Har Eival, seis shevatim en cada una; y los Zekenim, Cohanim, Leviim y el Arón, en el valle, quienes cuando miraran a Har Guerim dirían berajot (bendiciones) y a Eival maldiciones (once bendiciones y once maldiciones) y los Iehudim responderían Amen.
Maldiciones:
v Maldito el que hace imágenes en secreto.
v Maldito el que no respeta a los padres.
v Maldito el que roba terreno de su compañero al mover los límites.
v Maldito el que da un mal consejo a alguien ignorante en un tema (literalmente, que hace perder a un ciego).
v Maldito aquel que tiene relaciones prohibidas (con la esposa del padre, animales, hermanos/as, suegra…).
v Maldito el que mata en secreto (hace referencia a hablar mal del otro).
v Maldito el que toma soborno para matar un inocente.
v Maldito el que no cumple la Torá.
Berajot:
Algunas las berajot eran que tengamos abundancia y vencer a los enemigos; y maldiciones, que los cultivos no sean fructíferos, hayan enfermedades, no haya lluvia y que haya guerra y secuestros (jas veshalom).
(En muchas comunidades se acostumbra a que el jazán lea las maldiciones más bajo). Dentro de los terribles capítulos que habla sobre las maldiciones, podemos ver claramente que se cumplieron a lo largo de nuestra historia. Esto demuestra la veracidad de la Torá y su origen D-vino, ya que no es normal que se hable de la decadencia (para luego resurgir) de un pueblo cuando recién nace.

En otra Perashá maldiciones similares ya habían sido mencionadas. En ese caso, estaban relacionadas con la destrucción del primer bet hamikdash y en nuestra Perashá, habla de la del segundo.

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