Hay una gran Mitzvá en Eretz Israel, en época del Beit
HaMikdash, llamada Bikurim: cuando había un fruto maduro de cada uno de los de
siete de Israel (higos, uvas, trigo, cebada, dátil, aceituna y granada), había
que llevarlos al Bet HaMikdash, de ser posible en grupos, en una canasta bella
y al frente un buey cuyos cuernos estaban bañados en oro con un collar de
olivo (el cual sería utilizado para
hacer un Korbán). Para distinguir cuál creció primero, se le ataba una cuerda
roja a este y si maduraban varios frutos al mismo tiempo, alcanzaba con llevar
uno solo. Podían ser llevados entre Shabuot y Janucá, todos los años menos el
de Shemitá. Cuando ya estaban en el Beit HaMikdash, junto a un Cohén, se
agitaba la canasta en todas las direcciones y se leía Perashat Bikurim.
Los Jajamim dicen que el mundo fue creado en mérito de la
Mitzvá de Bikurim. Explican que es normal que el hombre entienda que hubo un
Creador (emuná), pero lo que es más difícil de interiorizar es que Éste Creador
controla cada paso y paso nuestro en la vida y que somos simplemente títeres de
su obra de teatro (bitajón). No nos damos cuenta de que Hashem fue el que hizo
que crecieran nuestras plantaciones/empresas, es más, alegamos que fue fruto de
nuestro arduo trabajo. Al cumplir la Mitzvá de Bikurim estamos diciendo que
todo lo que producimos no lo hicimos por esfuerzo propio solamente, sino que
por la mano de Hashem.
Debían declarar “un arameo (Laván) intentó destruir a mi
ancestro (Yaakov) y luego bajó a Egipto con su familia”. ¿Cuál es la relación
entre la primera y la segunda parte del Pasuk? Laván hizo que Iosef (hijo de
Rajel) no fuera el primogénito de Yaakov, sino Reuvén (hijo de Lea) al darle a
Lea en vez de Rajel. Yaakov le dio una túnica especial a Iosef. Si hubiera sido
el primogénito, sus hermanos no lo hubieran celado tanto por ello porque es
común que el mayor reciba más. Como lo odiaban, lo vendieron. Esto llevó a que
bajaran a Egipto y se quedaran allí porque Iosef les dio comida y hospedaje.
Decían también ועתה הינה הבאתי
veatá, hine eveti (ahora, he aquí que traigo). De aquí aprendemos las bases de
cómo dar tzedaká de forma correcta:
· Veatá: ahora.
Hay que hacer la Mitzvá con rapidez y agilidad (zerizut).
· Hiné: he aquí.
Explican los jajamim que cada vez que figura “hiné”, se habla de algo alegre.
Así que debemos estar contentos al cumplir la Mitzvá.
· Eveti: traje. No
dice “doy”, sino “traje”, insinuando que no es nuestro; es de Hashem, quien nos
encomendó darlo a otros. Somos simples emisarios y por eso, no debemos
enorgullecernos de dar mucha tzedaká. Lo que sí es nuestro es la forma en la
cual llevamos la tzedaká (con agilidad, alegría y humildad).
Hashem le ordenó a Moshé que sobre doce piedras grabara la
Torá/mandamientos y las erigiera en los llanos de Moav.
También, que el día que entraran a Israel, se colocarían en
Har (Montaña) Gerizim y Har Eival, seis shevatim en cada una; y los Zekenim,
Cohanim, Leviim y el Arón, en el valle, quienes cuando miraran a Har Guerim dirían
berajot (bendiciones) y a Eival maldiciones (once bendiciones y once
maldiciones) y los Iehudim responderían Amen.
Maldiciones:
v Maldito el que hace
imágenes en secreto.
v Maldito el que
no respeta a los padres.
v Maldito el que
roba terreno de su compañero al mover los límites.
v Maldito el que
da un mal consejo a alguien ignorante en un tema (literalmente, que hace perder
a un ciego).
v Maldito aquel
que tiene relaciones prohibidas (con la esposa del padre, animales, hermanos/as,
suegra…).
v Maldito el que
mata en secreto (hace referencia a hablar mal del otro).
v Maldito el que toma
soborno para matar un inocente.
v Maldito el que
no cumple la Torá.
Berajot:
Algunas las berajot eran que tengamos abundancia y vencer a
los enemigos; y maldiciones, que los cultivos no sean fructíferos, hayan
enfermedades, no haya lluvia y que haya guerra y secuestros (jas veshalom).
(En muchas comunidades se acostumbra a que el jazán lea las
maldiciones más bajo). Dentro de los terribles capítulos que habla sobre las
maldiciones, podemos ver claramente que se cumplieron a lo largo de nuestra
historia. Esto demuestra la veracidad de la Torá y su origen D-vino, ya que no
es normal que se hable de la decadencia (para luego resurgir) de un pueblo
cuando recién nace.
En otra Perashá maldiciones similares ya habían sido
mencionadas. En ese caso, estaban relacionadas con la destrucción del primer
bet hamikdash y en nuestra Perashá, habla de la del segundo.
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