Cada palabra o promesa que decimos tiene gran valor. Es mejor
cuando decimos que haremos algo agregar “belí neder”, sin prometer. Si un día
hacemos una promesa, (por ejemplo: no voy a comer carne) y nos damos cuenta que
no la queremos o podemos cumplir, hay dos maneras de anularla:
· Presentarse
delante de tres hombres.
· Presentarse de
un Sabio que conozca las leyes de Atarat Nedarim, anulación de promesas.
Es aconsejable nunca prometer nada, a menos que sea que se
esté en un peligro extremo o para incentivaron a cumplir una Mitzvá. Para el
judaísmo la palabra, incluso sin decir “juro” o “prometo”, debe ser obedecida.
Es tan importante cuidarla porque es lo que nos diferencia de los animales. Al
utilizarla para mal, somos inferiores a ellos.
Un padre que escuchó a su hija entre 12 y 12 y medio o un
marido a su esposa, hacer una promesa que no le gustó la puede anular hasta el
anochecer.
Hashem le ordenó a Moshé hacer guerra contra los Midianim,
como castigo de haber mandado mujeres para hacer pecar a los Iehudim. Le contó
que al finalizar la guerra, moriría. A pesar de ello, Moshé se apuró a juntar
los 12.000 hombres que había pedido Hashem. De todos modos, él mismo no fue por
akarat hatov (reconocer el bien) porque había vivido en Midián.
Ninguna persona quería ir a la guerra, acelerando así la
muerte de su gran líder. Por ello, se hizo un sorteo. En la batalla, murió
Bilam, cinco príncipes Midianitas, y capturaron mujeres y niños.
Moshé al ver a los capturados, dijo que las mujeres causantes
del pecado debían ser muertas.
Elazar ben Aarón, enseñó que para hacer Casher un utensilio
utilizado con comida caliente Taref, había que sumergirlo en agua hirviendo o
pasarlo por fuego dependiendo de si fue utilizado con o sin agua. Puede ser de
cualquier material, menos porcelana (o plástico). Si compramos uno
nuevo, hay que sumergirlo en la Mikve (pileta ritual, cuya agua es de lluvia o
en el mar).
Gad, Reubén y la mitad de Menashé, pidieron quedarse con las
tierras en los alrededores de la tierra, que habían conquistado. Moshé aceptó,
con la condición de que lucharan contra los enemigos de Israel, y sólo
volverían a sus tierras hasta que se haya repartido el país. Por tener más
riqueza y tierras, abandonaron a sus familias por mucho tiempo y fueron los
primeros en ser exiliados. Muchas veces, nos comportamos como ellos, dejando de
lado lo principal para “vivir mejor” y en verdad, sólo provocamos daños a largo
plazo.
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