Los Iehudim querían pasar por Moav. Al escuchar que acababan
de vencer a Sijón y Og (gigantes incluso más fuertes que ellos), se aterraron.
Fueron a consultar a los sabios de Midián y ellos les explicaron que Am Israel
no ganaba a través de su fuerza física, sino que con solo hacer tefilá y decir
el Nombre de Hashem, salían victoriosos. En verdad, estos dos pueblos eran
grandes enemigos, se juntaron con tal de hacerle frente a los Iehudim.
Pensaron que la única manera de dominarlos, era a través de hechiceros.
Uno de ellos era Bilam, conocido por que se cumplían todas sus maldiciones e interpretaba
sueños. Practicaba magia negra, algo prohibido totalmente, ya que se usan los
poderes de la impureza. Era profeta de Hashem a pesar de ser Goi para que no
dijeran los pueblos que su hubieran tenido un Nabí entre ellos, hubieran
aceptado a Hashem. Se dice que Bilam tenía tanto potencial o más que Moshé,
sólo que lo usó para mal.
Balak, el rey de Moav, envió mensajeros a Bilam con dinero
para convencerlo que maldijera a los Iehudim. Incluso le llevaron instrumentos
de magia negra para que no tenga excusas. Bilam les dijo que le preguntaría a
Hashem y (obviamente) no lo dejó. Rashi explica que su pregunta era si estas
personas eran suficientemente honrosas para su nivel. Se lo comunicó a los
mensajeros, pero volvieron con más riquezas. Bilam insistió a Hashem y lo dejó
ir con la condición de que no maldijera a los Iehudim.
Temprano a la mañana él mismo ensilló su asna, así como hizo
Abraham antes de Akedat Itzjak, enseñándonos que las fuerzas las podemos usar
tanto para el bien como no. En el camino, su animal se desvió. Bilam la golpeó,
y siguió caminando. Luego, el animal se volvió a detener y llevó a su amo hacia
unas piedras que hicieron que Bilam quedara rengo y lo volvió a golpear.
Dicen nuestros jajamim que estas piedras eran el monumento
que Laván (antepasado de Bilam) y Yaakov habían erigido cuando hicieron un
pacto de paz (Galed). Se chocó justo con ellas para recordarle del tratado y
que no continúe.
Siguió camino, pero de pronto se detuvo. Bilam le pegó y este
empezó a hablar como un humano. Le preguntó por qué la había golpeado tres
veces si siempre le había sido fiel. La palabra que usa para “veces” es “regalim”,
que también se usa para referirse a los jaguim que se subía a pie al Bet
HaMikdash, insinuándole “¿cómo te atrevés a maldecir al pueblo que cumple los
jaguim?
Bilam estaba tan enfocado en su objetivo, que ni le llamó la
atención que un animal hablara. Lo que había hecho que la asna no siguiera las órdenes
de Bilam fue que un ángel con una espada se puso delante de él. Hashem abrió
los ojos de Bilam y vio al ángel. Se asustó y confesó haber pecado, pero no de
corazón.
Balak salió a su encuentro con riquezas y honores. Hashem
hizo que se dirigieran a Kriat Jutzot, un lugar donde los Iehudim estaban
tranquilos para que se apiadaran de ellos.
Balak y Bilam se prepararon para maldecir a los Iehudim.
Bilam sabía que cada día Hashem por un mínimo instante está enojado con
nosotros, así que espero hasta que sucediera. Intentó usar varios apodos de
Israel para que llegara a alguno. Pero no paso, Hashem contuvo su ira a nuestro
favor.
Primera berajá: “Son un pueblo que vive distanciado de los demás, son
incontables como el polvo”.
Segunda berajá: “Escuchá Balak. Hashem no Es una persona que se arrepiente
de sus acciones o engaña. Él bendijo a Su pueblo y así será siempre. No se vio
mal en Israel y Hashem está con él. Entre ellos no hay brujería. Son un pueblo
que se levanta como leona y no descansa hasta que consigue lo que quiere.”
Tercera berajá: “¡Qué buenas son tus carpas, las cuales no se miran entré
sí para guardar la intimidad de las familias, y tus lugares sagrados! Ustedes
se extienden como arroyos, jardines, cedros… Vencen a los distintos pueblos.
Los que los bendigan, son benditos y los que los maldigan, malditos”.
De acá en adelante, Bilam tiene distintas visiones del futuro
de Israel y los demás pueblos:
· Veo que en un
futuro no muy cercano Israel vencerá a todos los pueblos.
· Edom será
conquistado con valentía por Israel.
· Amalek fue el
primer pueblo en luchar contra los Iehudim y el último en desaparecer.
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