En la perashá anterior, Balak, el rey de Moav-Midián había
mandado mujeres goiot para hacer pecar a los Iehudim. Zimrí, el jefe de Shimón,
se había llevado a una de ellas a su carpa, llamada Kozví, hija de Tzur, un
gobernador importante de Moav (según otra explicación, hija del rey Balak). Pinjás,
el nieto de Aharón, los mató. En el Pasuk que habla de la ejecución, Pinjás es
llamado Pinjás ben Elazar ben Aharón HaCohén, demostrando que sólo buscaba la
paz como su abuelo.
Zimrí fue delante de Moshé con Kozví y le dijo
descaradamente: “¿Qué me recriminás a mí por tomar una midianita si tu propia
esposa, Tziporá, es de Midian?”. Zimrí no tuvo en cuenta que Tziporá era una
tzadeket que había aceptado servir a Hashem antes de la entrega de la Torá.
Muchas veces nosotros usamos argumentos similares a los suyos: justificamos
nuestras faltas por debilidades de personas más justas.
Hashem estaba muy enojado con los midianim, y por eso los
quería castigar a través de una guerra, pero antes, quería contar al pueblo,
porque los que pecaron con las mujeres habían muerto en una plaga (24.000
hombres) o por el tribunal de justicia (muchísimos más, según una opinión
172.000 porque había 88.000 jueces y cada uno mató a dos). También porque
estaban próximos a la entrada a Israel y la tierra sería repartida en
proporción a la cantidad de habitantes por tribu.
Moshé anunció que la Tierra de Israel se repartiría entre los
hombres (no mujeres, ellas obtendrían la porción de sus maridos). Las cinco hijas
solteras de Tzelofjad, quienes no tenían hermanos ni padre, no recibirían una
porción. Ellas hablaron con Moshé, le preguntó a Hashem y dijo que en casos
así, las hijas mujeres heredarían y si no hay hijas, el pariente más cercano (y
en el caso de alguien sin parientes, como un guer, la riqueza va para el Bet
HaMikdash).
No es clara la identidad de Tzelofjad. Es sabido que en el
desierto nadie murió a menos que sea por un pecado y sus hijas habían dicho que
él había muerto por un pecado propio, que no incentivó a otros a copiarlo.
Hay quienes opinan que era el que taló árboles en Shabat y
mereció la pena de muerte y hay otros que opinan que era parte de los que luego
del pecado de los espías, se dieron cuenta de que habían actuado mal y para
demostrar que querían ir a Israel, salieron a la guerra en contra de la orden
de Hashem.
Estas acciones tienen en común que, por un lado, estaban mal
por contradecir la Palabra de Hashem y por el otro, tenían buenas intenciones
(la primera era para demostrar que Hashem castiga a los pecadores y la segunda
por amor a la Tierra de Israel). Por ello, mereció morir pero no perdió el
derecho de heredar una porción de tierra.
Moshé le pidió a Hashem, como sabía que no entraría a Israel,
que designara un buen líder, por lo que Hashem le dijo que sería Iehoshúa bin
Nun, su alumno de Moshé. Sobre él está dicho “Ish asher ruaj bo”, un hombre con
espíritu, lo que explican como “entiende el ruaj (estado de ánimo, emociones)
de las personas y se puede adaptar a ellas para que lo sigan”, característica
que debería tener todo líder.
Al final de esta perashá, vemos leyes de Korbanot:
· Korbán Tamid
(diario): Todas las mañanas (hasta Shabat), se hacía un Korbán Olá (totalmente
quemado) a un cordero; un korban minjá (de harina) y uno de vino (nesej). A la
tarde, se ofrendaba uno minjá y otro nesej.
· Korbán Musaf: se
hacía en Shabat, Rosh Jodesh y en Jaguim.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario