domingo, 24 de febrero de 2013

Perashat Ki Tisa


Hashem ordena a Moshé que cuente a los Iehudim, pero no como se hace normalmente (señalando a cada persona), así no es lo correcto ya que cada vez que lo cuentas, el Satán, el “acusador”, le dice a Hashem todos sus pecados y esto no queremos; según una opinión.  Para hacerlo, cada hombre de más de 20 años, le debía dar una moneda de plata de medio shekel de plata (una medida o peso de aquella época). Estas las contarían, y luego serian donadas al Mishkán. De aquí sale la costumbre de dar majatzit hashekel (entregar medio shekel de plata para la sinagoga)  en Purim.
Siguiendo con los objetos del Mishkán, podemos hablar del Kior, el lavabo: Tenía picos (canillas) de donde salía agua y con ella los Cohanim se lavaban los pies y las manos para purificar las únicas partes no santificadas por el uso de las ropas de los Cohanim antes de hacer los sacrificios.
Hashem le dijo a Moshé que preparara el shemen hamishja, un aceite especial con hierbas para ungir a las partes del Mishkán y a los Cohanim así se volverían santos.
También faltaba hacer el incienso, una mezcla de 11 especias que se usaban para hacer un sacrificio (Korbán) en el altar respectivo. Desprendía de él un perfume nunca antes olido.
Hasta ahora, Hashem sólo le dijo a Moshé lo que tenía que hacer, pero no se hizo, por lo que le habla de una persona, llamada Betzalel, un muchacho de tan solo 13 años de la tribu de Iehudá, quien podría hacer los trabajos de construcción del Mishkán, porque Él le había dado la inteligencia para realizar cualquier labor necesaria a la perfección y Ruaj HaKodesh para entender su significado. Para ayudarlo, Hashem eligió a Oholiav, de la tribu de Dan. Además, podrían pedir ayuda a cualquier persona.
También Hashem advierte que deberán guardar el Shabat: todo lo que hagan para la construcción del Mishkán, no lo podrán hacer en Shabat. Esto lo seguimos haciendo hasta el día de hoy.
En estos momentos estaba Moshé en el cielo, recibiendo las lujot (tablas de la ley). Se las estaba por dar pero nunca se las dio a los Iehudim…
En el campamento Iehudí, habían contado mal los cuarenta días que Moshé estuvo en el cielo, y pensaron que se había muerto (esto el Satán, el ángel acusador, lo fomentó mostrándoles una ilusión de Moshé sin vida) y empezaron a tener ideas erróneas por lo que querían hacer una imagen para reemplazar a Moshé, jas veshalom, algo totalmente prohibido, y hasta algunos la querían idolatrar. Los egipcios superficialmente se habían convertido en Iehudim, pero en su corazón seguían queriendo hacer idolatría, hasta algunos eran magos. Ya hecha la imagen los brujos hicieron que pueda moverse y tenga forma de becerro.
Hashem le conto a Moshé lo que pasaba y dijo que los iba a destruir a todos y que de él nacería un pueblo nuevo, pero Moshé hizo mucha tefilá para que no pase y así fue. Al bajar a la tierra, Moshé los vio con sus propios ojos y tiró las lujot, los Iehudim al verlo se sintieron muy avergonzados y se dieron cuenta de lo que habían hecho.
El día siguiente, 17 de Tamuz, volvió a subir a pedir a Hashem que los perdone, así estuvo 40 días. Al terminar, dijo que cada castigo que tengan en el futuro, sería por este pecado. Hasta hoy seguimos completando el castigo.
Hashem le dice a Moshé que el (Moshé) tendrá que tallar las segundas lujot. El 10 de Tishré, Iom Kipur, Moshé les dice a los Bnei Israel que fueron perdonados. Desde aquel, día el rostro de Moshé brillaba.

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